XVI: Noah

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Caminaba nerviosamente de un lado a otro sin dejar de pensar en todas las cosas que tendría que hacer esa misma noche. Me había pasado ya más de dos semanas planeando todo y sabía que era repentino y apresurado, pero estaba seguro de lo que quería. Tenía miedo de olvidar algo y es por eso que mi mente se encontraba repasando una lista de quehaceres.

Decidí llamar a mamá para confirmar que todo estuviera bien.

— ¿Hola? — respondió ella luego de tres tonos.

— Hola mamá, quería saber si ya está todo bien.

— Si, está todo perfecto, no te preocupes. Nadie tocó la mesa ni las cosas que preparaste. Antes de buscarla pasa por casa así te doy las llaves. Con tu papá saldremos a cenar así les damos su espacio.

— Muchas gracias, mamá. De verdad.

— No es nada, cariño. Te espero en casa.

— Si, voy para allí. — le dije y colgué.

Me puse un poco de perfume y ya estaba listo para salir. Tomé las llaves del auto y salí de mi apartamento nervioso. Fui primero a casa de mis padres y luego iría a buscar a Lexi de la casa de sus padres. Cuando llegué a casa de mis padres, mamá abrió y al verme me abrazó y comenzó a llorar.

— ¿Qué sucede? — le dije preocupado

— Estoy emocionada. Dos de mis hijos van a estar casados pronto y con mujeres hermosas tanto por dentro como por fuera. Me siento una madre realizada.

— Mamá... — le dije sonriendo tímidamente. — Ni siquiera sé si ella me va a decir que sí. Tal vez es muy pronto para proponérselo. Hoy hace un mes que volvimos.

— Hijo, ella te ama al igual que tú a ella. Y si, hace un mes que volvieron, pero nunca han dejado de amarse en todos estos años. Si no me equivoco hace más de seis años que se conocen.

— Y nos pasamos como cuatro distanciados. — añadí un poco asustado.

— Sí, pero ese amor nunca se desvaneció ni se desgastó. Ten un poco mas de confianza en lo que sienten el uno por el otro. Las cosas saldrán perfectas esta noche, llevas bastante planeándolo. No estés tan nervioso.

— Lo intentaré, gracias mamá. — dije dándole un abrazo.

— Bueno — me dijo ella mientras se secaba las lágrimas. — Aquí están las llaves. Nosotros nos llevaremos el otro juego que tenemos. Recuerda mandarnos un mensaje a todos por lo menos con 20 minutos de anticipación para que tengamos tiempo de llegar ¿sí?

— Si mamá. Gracias.

— ¿James? — gritó ella para que papá saliera. — Vámonos, ya es tarde.

A los pocos segundos se acercó papá a nosotros.

—Mucha suerte hijo. Espero que todo salga bien. — me dijo y me dio un fuerte abrazo y luego tomó a mamá de la mano. — Avísanos cuando sea el momento.

— Sí. Suerte en su cena.

— Gracias. — dijeron ambos y se fueron al auto. Yo mientras tanto cerré la puerta y me dirigí a casa de los padres de Lexi para buscarla. Ya casi era la hora que habíamos acordado.

Cuando dieron las siete en punto toqué su puerta. Me abrió Maggie.

— Se está terminando de maquillar. — me dijo ella antes de que pudiera preguntárselo.

— ¿Qué le dijiste? Digo, del por qué estás aquí.

— Le dijimos que veníamos a cenar con sus padres. — respondió Leo mientras aparecía detrás de Maggie.

Tu ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora