—¿Púas de puercoespín, Opal? ¿Por qué pondrías púas de puercoespín en esto? ¿Qué te ha poseído para que pienses que eso sería una buena idea?
Felicity juró que iba a lanzarle un Avada Kedavra a Severus Snape. En este punto, una vida en Azkaban lo valía. Podía entender por qué estaba tan decepcionado. Slughorn les estaba dejando usar su salón de Pociones para la tutoría de modo que tuvieran todo el equipo y Felicity había hecho explotar el caldero, pero aun así. Snape podría ser más amigable al respecto.
—He visto a personar reprobar Pociones, pero esto es ridículo. Eres absolutamente imposible de enseñar.
Felicity trató lo mejor que pudo de no dejar salir lágrimas de frustración de sus ojos. Ni siquiera era porque sus palabras hirieran sus sentimientos (sería estúpida si dejaba que alguna vez alguien como Snape hiriera sus sentimientos), sino porque estaba sintiéndose más y más molesta con él.
—Un alumno de primer año tiene más talento para esto.
—¡Cállate! —gritó finalmente, toda su cólera y frustración rompiéndose como un elástico—. ¡Merlín, solo cállate! Lo entendemos, soy terrible en Pociones, pero ¿adivina qué? Se suponía que sabías eso. Slughorn te dijo que tenías que tutorarme. ¿Sabes lo que ser un tutor significa? Significa que alguien tiene un problema con un curso y necesita ayuda. No que sepa cómo hacer todas y cada una de las pociones conocidas en el mundo mágico. Si no captabas este hecho, no debiste de haber aceptado ayudarme. Eres genial en Pociones, eso es asombroso. No eres el único, tampoco. Estoy segura de que Slughorn estaría muy feliz de encontrar a alguien más para que sea mi tutor si en vez de hacer eso tú te sientas aquí a ridiculizarme; pero por el amor de todas las cosas buenas, cierra. La. Maldita. Boca.
El cuarto alrededor de ellos estaba silencioso. Snape estaba mirándola con incredulidad, sus ojos grandes a la vez que ella tomaba grandes respiros para tratar de calmarse un poco. No sabía qué era (eso era mentira, definitivamente sí sabía) sobre Snape que la molestaba tanto, pero era como una nube de lluvia siempre presente que llovía negatividad. Era cansado. No estaba segura de que alguna vez se hubiera dado cuenta de cuánto puede llegar uno a odiar hasta que conoció a Severus Snape.
—Usa lavanda machacada —dijo Snape tras unos pocos momentos de silencio. Felicity deseó que hubieran durado más.
—¿Qué? —soltó en un suspiro, exasperada.
—No usas púas de puercoespín —replicó, y su voz aún era sarcástica, pero significantemente menos—. Usas lavanda machacada. Por eso explotó el caldero.
Felicity se aferró a ese pedazo de información y miró el libro de Pociones frente a ella. Suficientemente seguro, estaba escrito ahí en la página. Dos cucharaditas de lavanda machacada. Cuando sus ojos escanearon hacia arriba, se dio cuenta de que había estado mirando una poción enteramente diferente cuando había leído sobre las dos púas de puercoespín.
Estuvieron en silencio mientras ella dejaba caer la lavanda machacada en vez de las púas de puercoespín. La poción se tornó de un color rosa pálido espumoso, lo que significaba que estaba haciéndolo bien.
—Lo siento —dijo tras unos minutos de silencio—. No sé qué se me vino. Nunca he reaccionado de esa manera, y no pienso empezar ahora.
Él no dijo nada hasta que la lección estuvo terminada.
—Nos encontraremos de nuevo la próxima semana —dijo en voz baja, y con eso se fue. Felicity suspiró. A pesar de lo imbécil que era Snape, aún estaba ayudándola con Pociones (después de que dejó de criticarla, por supuesto).
Cuando Felicity estuvo de vuelta en la sala común de Hufflepuff, casi no notó a los tres chicos adicionales sentados en el sofá amarillo. Estaba a mitad de las escaleras que llevaban a su cuarto cuando volteó, observando a los tres mientras charlaban con Lanelle.
—¡Oh! —dijo Lanelle, como si no hubiera visto entrar a Felicity—. ¿Cómo estuvo Pociones?
—Quiero morir.
—Así de bien, ¿eh?
Felicity se dejó caer en el sofá junto a Lanelle, aceptando las grajeas Bertie Botts que le ofreció la Hufflepuff de piel oscura. Prontamente las escupió dos segundos después cuando el sabor de sangre llenó su boca.
—Lo siento —dijo Lanelle con una sonrisa—, pensé que era cereza negra.
—¿Qué hacen todos ustedes aquí? —les preguntó Felicity a Sirius, James y Peter. Deseaba no saber que Remus estaba en su ronda de patrullaje de prefecto, pero lo sabía—. ¿Les gastaron bromas a todos en Gryffindor y vinieron a torturarnos a nosotros los Hufflepuffs?
—En realidad, estamos tratando de conseguirle a Remus una vida amorosa. Mencionó que te ofreciste a ayudarlo, así que estamos aquí a colectar información.
Felicity gruñó.
—¿Y es imperativo que hagamos esto ahora?
Cuando todos respondieron "sí" al mismo tiempo, se preguntó si lo habían practicado.
—De acuerdo, entonces, según tú, una chica —comenzó James, cruzando una pierna sobre la otra—, ¿cuál es la mejor manera de que Remus se acerca a una chica?
Remus podría caminar hacia ella con una lechuza en su cabeza y aun así sería una estúpida si no le gustara, es lo que quería decir. Lo que en verdad dijo no estaba ni remotamente cercano.
—Ya se lo dije, que sea él mismo. Remus es increíblemente lindo y dulce. Estará encantada, especialmente si ha tenido que lidiar con gente como ustedes tres.
—Me molesta eso, pero punto anotado. ¿Cómo debería de iniciar una conversación con esta chica?
Felicity cerró sus ojos, dejando salir un suspiro. La última cosa que quería era discutir la vida amorosa de Remus Lupin, especialmente porque no iba a incluirla.
—Que le diga un hecho interesante.
—¿Un hecho interesante?
—Sobre él mismo, sí. Que le diga hola y que valla por las bromas y esas cosas primero, pero que luego la impresione con un hecho interesante. Tiene un tatuaje secreto, nació en Navidad, cualquier hecho interesante que le venga a la mente. La dejará sintiéndose confundida, sí, pero también intrigada.
Sé que no tiene un tatuaje secreto, pensó amargamente Felicity. Y sé que no nació en Navidad.
—Bien. Transmitiremos el mensaje. ¿Y solo eso?
Felicity observó a Sirius con una mirada amenazante.
—Estoy cansada. Acabo de lidiar con Snape por dos horas. Sí, por esta noche, solo eso.
—De acuerdo, entonces. Las veremos en la mañana, encantadoras señoritas —dijo Sirius alegremente, parándose del sofá. James y Peter lo siguieron—. ¡Buenas noches!
Cuando la puerta se deslizó hasta cerrarse detrás de ellos, Felicity se recostó en el hombro de Lanelle.
—Por favor, mátame.
—Oh, querida. No vales los años en Azkaban.
—Te odio.

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Tarot Cards ▸ Remus Lupin [Español]
Fanfiction❝Flick, no eres una vidente. Hacer tonterías con cartas de tarot no logrará que Remus Lupin se enamore de ti.❞ ❝Cállate, Lanelle.❞ [ERA DE LOS MERODEADORES] [OBRA DE ANTEBELLUMS]