9.

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—¡Alex!

—¿Kara?

—¿Alex?

—Explícame qué sustancia es lo suficientemente fuerte como para derribar tu sistema y emborracharte, porque quiero de eso. 

Estábamos en el bar que solíamos frecuentar, donde la mayoría eran alienígenas y monstruos exiliados que iban para poder ser ellos mismos y pasar un buen rato. Mi hermana de algún momento me había encontrado en mi no tan buen escondite y parecía incluso haber dos de ellas, tal vez tres.

—Ahora en serio, ¿qué haces aquí? 

—Disfruto de mi propia presencia —sus cejas se arquearon con desapruebo. 

—Vamos, te llevo a casa, es tarde.

—Noo, no, Alex. Iré volando. ¿Sabías que puedo volar? —le conté en un susurro.

—Lo sé, pero no en este estado. 

—Déjame aquí, déjame —estiré los brazos sobre la mesa y apoyé mi cabeza en mis manos, lista para dormir. 

—¿Alex? Ahí estás. Oh... ¿Kara?

—Creo que la perdí.

Alex se había dado vuelta en dirección a su novia para preguntarle cómo había ido su día y otras cosas que no me molesté en escuchar porque ya me escabullía a sus espaldas y salía por la puerta trasera, de pura costumbre me quité la ropa común y ya tenía mi traje puesto.

Estaba un poco aturdida, algo soñolienta incluso pero sobretodo borracha, por lo que volar no iba siendo una buena idea. Lo descubrí cuando me choqué la antena de un edificio y atravesé un cartel publicitario sin darme cuenta. No había pasado mucho cuando llegué a un lugar algo conocido. Culpé a mi subconsciente por llevarme hasta allí. 

La torre Luthor se alzaba aún más alta de lo que podía recordar... o quizás mi mente me jugaba malas pasadas. Me vi a mí misma rodear la torre y quedé justo en frente de la oficina de Lena, apenas mantenía mi vuelo normal ya que me movía de un lado a otro para no caer. Advertí que Lena estaba aún ahí, un impulso me llevó un poco más cerca hasta que algo llamó mi atención. Alguien se acercaba a ella desde el otro lado de la habitación. Una mujer de facciones que parecían esculpidas por la misma Afrodita miraba a Lena extrañamente. Tenía el cabello oscuro, sus ojos quizás igual de negros, era alta y sus curvas se marcaban con un vestido ajustado cuyo color y diseño no recuerdo bien.

Lena estaba por delante de su escritorio con las manos sobre el y ella seguía acercándose. 

—Has sido una muy muy mala Luthor. Sabes que sí.

—¿Qué sabes tú? Ni lo imaginas. 

La voz de Lena sonaba un tanto ronca mientras veía a la mujer posicionarse a pocos centímetros de ella.

—Yo puedo saber muchas cosas. Considero impecable el trabajo que haces, de verdad que sí.

—¿Pero...?

—Eres impecablemente más inteligente que todo esto.

No daba crédito de lo que veía y escuchaba. Alguien tan cerca de Lena y ella actuando de esa manera tan...

—¿Tú crees? —Lena pareció mover su cuello un milímetro pero bastó para que la extraña se acercara a el y lo oliera. 

—Definitavemente. Mucho. Mmm... demasiado —no podía comprender la escena que se desarrollaba. A medida que hablaba la mujer, dejaba un camino de pequeños besos, por cada palabra sus labios acariciaban su piel. Mi mareo se estaba incrementando de a poco.

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora