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Capítulo 28

Una vez más se habían dado cita las personas más influyentes de Italia y del mundo de los negocios de todas partes del planeta. La transnacional tenía mucha fama y el mundo esperaba expectante la revelación de su nueva imagen y producto estrella. Los que ya habían observado el diseño lo habían descrito como innovador, sobrio, moderno y todos querían formar sus propios juicios sobre ello. También, sobre la joven diseñadora que había encabezado el equipo de diseño de la empresa de los Ferraz.

Cuando Danna ingresó del brazo de Leonardo, varias personas se voltearon a mirarlos. Eran una pareja que aún causaba curiosidad, pero a pesar de lo que decían, los que los vieron estaban de acuerdo en que formaban una pareja muy atractiva al igual que la pareja que venía detrás de ellos. Stefano Ferraz y Mandy, sonrientes y carismáticos formaban una familia de personas guapas y tan distintas. Marie ya estaba allí y esperaba el ingreso de otra pareja que obtuvo uno que otro suspiro por parte de las más jóvenes herederas que allí se encontraban. Sebastien y Antonella Lucerni entraban y él dirigía una de sus devastadoras sonrisas a toda mujer que incluso las más tímidas se sentían obligadas a corresponderle sonriendo. Antonella también sonreía y su belleza se veía exaltada aunque había un aire de maldad en la mirada que les dirigía constantemente a la pareja delante de ellos.

Unas cuantas piezas musicales se sucederían antes de la presentación oficial de la nueva imagen, que correría a cargo de Danna y Leonardo, por supuesto. Cuando los primeros acordes se sintieron en el aire, Sebastien se separó de Antonella y, sorprendentemente, ella no protestó. Extraño, pero tenía que hablar con Leonardo así que apartándolo un minuto de Danna le comentó su preocupación por lo que podrían tramar su hermana y Marie.

–No te preocupes –desestimó Leonardo– su maldad no nos llegará porque esta noche nos vamos a comprometer frente a todos –confesó y Sebastien se quedó más tranquilo aunque la inquietud no cesaba y para Leonardo tampoco–. Son nervios –trató de calmarse y buscó con la mirada a Danna, pero esta había desaparecido.

Antonella agradeció que su hermano hubiera optado por separarse de ella porque si ella lo hubiera sugerido habría sido demasiado sospechoso. Todo estaba saliendo perfectamente y con una sonrisa pidió hablar un momento con Stefano. Mandy se sorprendió, no obstante se excusó para ir al tocador, dejándolos solos en medio del lugar.

–Al grano –pidió cortante Stefano a Antonella.

–¿Estás seguro? –preguntó, sin detenerse más–. Es sobre Danna y tú.

Stefano palideció y aún más cuando escuchó sus palabras. Sin pensárselo mucho se dirigió hacia Danna, que estaba sola, y tomándola del brazo la arrastró hasta el pequeño despacho contiguo a esa sala mientras las palabras aún retumbaban en su cabeza: "ustedes tuvieron un hijo... un hijo"

Mandy asintió intrigada a la petición de Antonella. No le agradaba nada esa mujer y cuando había estado a punto de regresar por su bolso vio como Stefano palidecía conforme la mujer hablaba y arrastraba a Danna mientras ella protestaba. ¿Qué estaba pasando? –se preguntó y los siguió discretamente. Eso no se veía nada bien.

–¿Te dejaron solo? –Antonella lo miraba divertida y a él no le importaba.

–No, Danna no tarda –pronunció, omitiendo un saludo que no le apetecía nada.

–Pero, querido... –se acercó rozando coquetamente su brazo. Se apartó, molesto–. ¿Qué es lo que te sucede, Leonardo? Antes te encantaba estar conmigo.

–Tú lo has dicho, antes. Pasado, Antonella, ya no me interesas –aseveró.

–¿Por qué? ¿Por esa muchacha poca cosa? –él estaba a punto de protestar pero ella se adelantó–. Mira bien lo que vas a decir.

Encuentro con el destino (Italia #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora