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JACE


-¡Es neta! Tienes que prestármelo por favor- soné suplicante

-Deja me lo pienso- estaba pensando la respuesta, se le veía muy concentrada, quería ver más de su rostro pero contesto rápido -no

-Por favor- le puse mi mejor cara de perrito mojado y abandonado

-Ahora ¿quién es el que está suplicando?- lo dijo en un tono victorioso

-Cállate ¿quieres?

-No la verdad es que no, disfruto de esto- yo disfruto el mirarte

-A veces me chocas, pero otras veces me das curiosidad

-Hay si ¿por qué?

-Ni yo lo sé, la verdad desde que te vi en el salón de matemáticas algo me atrajo de ti aun no sé qué es, aunque sospecho que son tus bellos ojos- tenia que admitir que algunas veces era muy directo con las personas, y no me da pena eso

-¿Esas palabras te han funcionado con otras chicas?- pero mato la chispa con esa pregunta ocasionando que lo demás lo dijera en forma de juego

-Auch- toco mi lado izquierdo del pecho -justo en mi conquista

-Esta bien, eres un ridículo, me asustas y creo que ya me voy, mamá debe de estar preocupada. Hablamos al rato o si no es que mañana- creo que la incomode

-Oye espera- la tome levemente del brazo dándole una pequeña vuelta

-Dime

-¿Tienes número?, digo para hablar en la tarde- lo dije un poco torpe

-En estos tiempos, ¿qué adolescente no tiene número?- creída

-No lo sé, ¿quieres que haga un análisis y descubra las estadísticas o qué?- levanto mis brazos levemente haciendo un gesto divertido

-Deja de decir cosas absurdas, ¿tienes donde anotar?- sonreí triunfantemente y le di un papel junto con algo con que escribir, me lo paso con su número anotado y entro a su casa.

Al dirigirme a mi casa que queda enfrente y es un alivio, me llega un mensaje de un número desconocido.

*Oh querido Jace tal vez no sepas quien soy pero se muchas cosas que no quieres que nadie se entere, así que vas hacer exactamente lo que te digo y si le dices a alguien me entérate, cuídate y espera mi siguiente mensaje*
Lo deje pasar como si fuera una mala broma y me adentre a mi casa.

Llegue saludando a mi madre, me hablo pero entre directo a mi cuarto nuevo sin hacerle mucho caso.

-Mujeres, nadie las entiende- dije en voz alta.

Me acosté en mi cama, en eso se escucha la puerta abrirse sin levantar la cabeza se que es Karen ya que es la única que no respeta mi privacidad, la observo y otra vez echo la cabeza para atrás.

-Ahora ¿qué quieres?, no estoy de humor Karen- se lo dije en un tono seco. La verdad es que casi no me llevaba con mis hermanos.

-Tu nunca estas de humor Jace. Mamá te está hablando desde que llegaste tonto.- si, algo así nos tratábamos

-Si como sea ya voy para abajo.- me volteo los ojos y se fue, mugre mocosa

Cuando baje las escaleras me tope a mamá a punto de gritar mi nombre por no sé cuántas veces.

-¿Cómo te fue el primer día de escuela?- me lo dijo en tono emocionado como si hubiera sido la primera escuela que voy

-Bien ma, y déjate de esas ñoñadas que no soy un niño pequeño.- le dije un poco irritado, pero sé que no es su culpa así que trate de regalarle una sonrisa

-Perdón. Solo para decirte que te cambies formal, la vecina de enfrente nos invitó a comer- eso me puso tan contento que le di un abrazo y un beso en la frente a mi mamá ya que yo estaba más alto. -Y tú que traes, te pusiste muy feliz- me dijo con burla después de que la solté y empecé a subir las escaleras de dos en dos como era de costumbre.

-Nada- asome la cabeza en la escaleras, le sonreí y me fui a mi habitación.

Es genial, voy a ir a su casa, no sé porque estoy emocionado yo creo por que la volveré a ver.

(...)

-Pregunta mamá que si ya estás listo- Tomás me saco de mis pensamientos.

-Si ya bajo

-Esta bien hermanito- me regala una sonrisa y se va

Estaba vestido medio formal medio cotidiano, papá no nos iba a acompañar ya que tenía que ponerse al corriente con el trabajo o al menos eso dijo.

-Ya vámonos que se nos hace tarde- dijo mamá mirando su reloj de mano

-Ya estamos listos- apresure a decir, por Dios ya me quería ir a su casa y ni se porque estoy tan emocionado.

Mi mamá cargaba una canasta de galletas creo y yo un vino de nuestra reserva.

Cuando llegamos mamá le pidió a Karen que tocara la puerta ya que ninguno de los dos podía.

-¡Ya voy!- se escuchó su dulce voz al otro lado de la puerta y en eso se abre y se deja ver.

Antes de entrar siento que me llega un mensaje pero decido verlo después.

¿Te Cuento Un Secreto?Where stories live. Discover now