Capítulo cuarenta y nueve.

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ADVERTENCIA: El siguiente capítulo contiene escenas detalladas de sexo por lo que, si eres una persona sensible, te aconsejo que no lo leA LA MIERDA, SI DIGA LO QUE DIGA LO VÁIS A LEER IGUAL.

Narra Louis

Una vez dentro de la casa, fui al salón, cogí la bolsa en la que traía su regalo y se la entregué. Ella sacó el pequeño paquete de ésta y desgarró el envoltorio torpemente, haciéndome sonreír.

Sorprendida por lo que se encontró bajo el papel rojo del envoltorio, abrió los ojos de par en par y la piel de sus mejillas se tornó del mismo color que el papel.

-¿E-esposas? –balbuceó sin apartar la mirada de la caja.

-Sí y… todavía hay algo más en la bolsa –añadí mordiéndome el labio para no reír.

Era evidente el miedo en su rostro, pero el brillo de sus ojos me decía que esto le parecía tan divertido como a mí.

Sacó de la bolsa otra caja pequeña. Rasgó el envoltorio temblorosa. Tragó antes de clavar sus ojos en mí.

-Primero las esposas y ahora lubricante... –hizo una pausa y leyó lo que ponía en la cajita-, de sabor a cereza –apretó los labios aguantando la risa-. Louis, ¿tú no serás fan de Cincuenta sombras de Grey, verdad?

Esta vez no me guardé la risa.

-Aunque no soy un aficionado del sadomasoquismo, reconozco que algunas de las cosas que aparecen en esos libros despiertan mi interés –dije con una reluciente y sincera sonrisa.

-Entonces lo reconoces. Te has leído los libros.

-Sólo alguna página en mis ratos libres –admití. Me acerqué a ella y la agarré de la cintura. Acerqué mis labios a los suyos pero antes de que se tocaran susurré-: Me gusta imaginar que tú eres Anastasia y yo soy Christian –dije con franqueza. Era verdad que lo hacía y no me daba vergüenza reconocerlo.

Noté la suavidad de sus labios al rozarlos con los míos. Paseé la lengua por su labio inferior. Suspiró. La necesito. Me tomó un segundo levantar su camiseta un par de centímetros y colar mis manos bajo ésta. Su piel se sentía caliente bajo la mía fría. Como un acto reflejo por escapar del contacto helado, se impulsó hacia delante, chocando así con mi pecho. Sonreí y susurré un “lo siento”. La besé dulcemente, quería grabar aquel beso en mi mente. Aquel y todos.

Diane dejó caer al suelo las dos cajas que tenía en las manos para poder rodearme el cuello.

Cuanto más la besaba más me exigía mi cuerpo. Tenía que poseerla. Ahora. Si no lo hacía, lo que estaba dentro de mis pantalones explotaría.

-Vamos a tu habitación –dije acelerado. Ella sólo asintió.

Rápidamente me agaché y recuperé los objetos que Diane había tirado en el suelo.

-¿V-vamos a usarlos ahora?

-Esa era la condición, ¿recuerdas? –ladeé una sonrisa traviesa.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Where stories live. Discover now