2 ⚓ Pez tropical

2.4K 394 117
                                    

Durmió sin almohada aquella noche y despertó a las nueve de la mañana con una fuerte contractura en el cuello. Se da una rápida ducha porque hacía demasiado calor, y luego de cambiarse con una playera enorme y pantalones cortos bajó al piso inferior. Ésta vez no estaba ni siquiera Kong, sin embargo, pudo escuchar sus intensos ladridos fuera de la casa, como si estuviese persiguiendo pájaros.

Jihoon descubrió una llamativa sombrilla sobre la mesita del comedor. Cuando la levanta, encuentra sopa de verdura y otros aperitivos que seguramente su abuela le habría preparado hacía poco tiempo. Sonriendo, comenzó a comer lentamente saboreando el inmenso cariño que la mujer le puso a cada bocado.

Al salir fuera halla fácilmente a su abuela en la huerta, juntando pimientos verdes en un lugar diferente al del día anterior.

-Ah, Jihoonie, aquí estás...- Le saluda la mujer, limpiandose las manos con el delantal y yendo al encuentro de su nieto.

-Buen día abuela...- Responde él, sintiéndose un extraño.

-¿Descansaste bien?

-De maravilla...- Afirma dedicandole una sonrisa.- Gracias por el desayuno.

-De nada, cariño... ¿Te molestaría ir con tu abuelo al mercado? Están a punto de irse, y me olvidé de darle la lista deben estar en el fondo en el depósito...

-¿Al mercado?- Cuestiona Jihoon, recibiendo la lista que su abuela sacó del bolsillo junto con 20 mil wons. El papel no constaba de más de seis o siete items, la letra de su abuela era pequeña y apretada.- Claro... ¡Iré con ellos!

-Apresúrate, o te dejarán atrás...

Jihoon regresó por donde había llegado y dio un rodeo a la casa para arribar al depósito. Su abuelo, ya ubicado en el asiento de acompañante, cerró la puerta con fuerza y Jihoon se colocó frente a la camioneta antes que arranque. El ayudante de la granja, que conducía el vehículo quedó muy sorprendido por aquella acción.

-La abuela me envió a comprar unas cosas en el mercado.- Le explica a través de la ventanilla a su abuelo que lo miró cuestionante hasta que Jihoon mostró el papel con un listado. Entonces el hombre se ríe bajito.

-Sube atrás, hay mucho sitio.

Parecía que en Gijang las personas acostumbraban a viajar en las cajas de los vehículos, porque nunca en su vida lo hizo y de pronto se había transformado en una costumbre. Se acomodó como pudo entre los cajones de lechuga y abrazó sus rodillas, desistiendo abatido a la inevitable pregunta de qué diablos hacía allí. Solamente se dejó llevar por la situación.

Les tomó alrededor de diez minutos llegar al mercado de Gijang-gun: una peatonal techada con negocios a rebosar, donde vendían todo tipo de productos gastronómicos desde especias, pasando por verduras para aperitivos y la joya de la localidad, las múltiples variedades de peces que ofrecía la zona marítima. Todo aquello olía extraño, pero calentó sus entrañas y, no supo porqué, parecía familiar. Desde el barullo en general, el color de los puestos, hasta los Ahjusshis y Ahjummas que allí atendían.

Su abuelo le había dejado en la puerta del mercado mientras él iba con su trabajador que, luego recordó, se llamaba Takchul, a hacer las entregas de los cajones a restaurantes cercanos. Acordaron que se encontrarían con él dentro de una hora frente al mercado.

-Aigoo... Hace tiempo que no veía un muchacho tan guapo pasando por aquí...- Decía una de las ancianas que atendían el puesto de brotes de soja.

Otra mujer, sentada junto a ella, asintió coincidiendo con sus palabras.

-¡Mis ojos están bendecidos!

BUSAN KID [JiCheol]Where stories live. Discover now