Capitulo 29 Monstruo sin piedad.

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Capitulo 29 Monstruo sin piedad.

En ocasiones el amor en un momento de necesidad puede ser aquel que más te empuje a la miseria.

―Esto no se parece en nada a los anteriores ―Con ojo critico me paseo por el nuevo Refugio llegando sin querer a la conclusión de que tanta autenticidad no ayudará a los niños ―Excelencia ¿Leyó usted mis cartas? ―La hermosa Duquesa asiente esperando con paciencia mi opinión del nuevo lugar que brindará protección a los pequeños huérfanos de Berét ―¿En cuánto tiempo abrirá las puertas?

―En tres horas ―Responde con las manos entrelazadas a la altura del precioso lugar que guarda una nueva vida ―Por favor no tema ser sincera, es mi primera vez haciendo esto.

―¿Podemos hablar en un lugar más privado? ―Pido visualizando a las mujeres que siguen limpiando y ordenando el lugar, ella asiente señalando el pasillo, la sigo y entramos a una pequeña habitación que si no me equivoco será la oficina central, una vez solas y cómodas explico la razón de mi descontento ―Los pequeños que vivirán aquí... ¿Cómo decirlo? A ver ―Con la espalda derecha me dirijo hacia ella ―Usualmente quienes viven en los refugios son niños que lo perdieron todo, su hogar, padres y con ellos la seguridad y protección que les brindaban, de la noche a la mañana se vieron solos y obligados mendigando por comida ―La futura madre tiene toda su atención fija en mí ―Ahora que les estamos brindando algo de estabilidad necesitan ser incentivados a aprender, a creer y mejorar tanto como sea posible para cuando les toque afrontar solos al mundo.

―Tantos lujos y comodidades no son necesarios ―Concluye con las mejillas sonrojadas, se ve tan cansada que temo que surja un imprevisto con su embarazo ―¡Oh Dios! No lo pensé así...

―Lo que debemos hacer es sacar los excesos y cambiarlos por lo que necesitan, más comida, asesoría y contratar más personas cuyos oficios sean enseñado a los pequeños.

―Me pondré...

―Espere, se ve usted cerca de un desmayo, mejor permita que la ayude.

―No ¿Cómo cree? Usted es mi invitada...

―Excelencia ―Nuevamente evito que se ponga de pie ―No vine hasta aquí para quedarme de brazos cruzados mientras todos trabajan, le suplico me permita hacer mi parte mientras que usted descansa ―Le sirvo un poco de té de Anis para que se relaje agradecida por la calurosa bienvenida que junto a sus niños me dieron, el par de pequeños duques emanan tanta energía que estoy segura no le darán descanso a sus padres hasta bien entrada la adolescencia, el Duque es un hombre paciente que disfruta a su familia como muy pocos nobles suelen hacerlo, luego de que llegamos él y el cretino de mi esposo se encerraron en la oficina del anfitrión, lugar del que estoy segura aún no han salido, lo que agradezco infinitamente, no quiero verlo ni mucho menos hablar con él, tampoco es que ha hecho algún intento de dialogar, de hecho se ha mantenido tan lejos que debe creer que tengo alguna enfermedad contagiosa ―Diré a su Dama para que la acompañe.

―La verdad es que si estoy un poco cansada ―Admite con una sonrisa de disculpa bebiendo un poco del té ―El bebé no me deja dormir.

―Es un buen indicio ―No me contengo y le toco el vientre frunciendo el ceño por lo dura que tiene la panza ―¿Cuánto le falta para el alumbramiento?

―Tres semana ―Responde acariciando su vientre luego de que aparto mi mano ―El Duque jura que es una niña pero yo creo que es un nuevo Duque ¿Verdad que eres un nuevo Duque? ―Se ve tierna hablándole a su bebé no nacido, ella es feliz, se le nota en la mirada, es poseedora de una amabilidad que jamás podré tener ―No se preocupe Alteza, ya la partera esta en sobre-aviso y todo esta preparado en caso de que el bebé decida llegar antes.

Incauta Azura.Onde histórias criam vida. Descubra agora