Davai? Davai ||Otayurio||

✧Beso travieso.

En un Resto-Bar de Barcelona, se encontraban reunidos los patinadores que habían llegado a la final del Grand Prix junto al entrenador —y prometido—de Katsuki (Víctor), y otros acompañantes como Mila y los hermanos Crispino. Habían decidido ir todos juntos a celebrar el término de la competición antes de volver a sus respectivos países natales. Cuando llegó el momento de ordenar, Yurio trataba de decidir qué beber pues, a causa de su edad, tenía varias limitaciones.

—Quiero un jugo de-

—Hey, Yurio.— la voz de Víctor lo interrumpió. Se acercó al mencionado y le susurró:- ¿Por qué no bebes algo más fuerte, eh~?— no había que ser un genio para entender que a lo que el peli plateado se refería era alcohol.— No te queda tanto para la edad de consentimiento, además... te lo mereces, pues tú sí ganaste el oro, pequeño.- eso último lo dijo lo suficientemente alto para que Katsuki —quien se encontraba al otro lado del ruso mayor—escuchara.

—¿Huh? No molestes anciano.—se cruzó de brazos y rodó los ojos.— Además, tampoco me dejarán ordenarlo.

— ¡No te preocupes por eso!— sonrió y dirigió su mirada al garzón.— Tráigame dos Dougall's 942*, por favor.

— ¡O-Oye!

— Tranquilo Yurio, no morirás por tomar una cerveza. Enjoy!— exclamó con entusiasmo.

— Víctor.— llamó el Yuri japonés.— ¿Crees que sea una buena idea? Yurio aún es muy joven, y no sabemos cómo se comportaría ebrio.

— Dudo que peor que tú, cariño~— respondió, sin quitar la sonrisa de su rostro. Y Yuri decidió callarse para no seguir recibiendo las burlas de su prometido.

Cuando llegaron los garzones —tanto con la comido como los tragos—, Chris propuso hacer un brindis por todos, lo cual aceptaron. Yuri vertió la cerveza que Víctor insistió en pedir para él en el vaso; en ese momento Otabek —quién estaba sentado frente suyo— se diera cuenta de ello.

— ¿Vas a beber eso? ¿Estás seguro?

— El anciano la pidió por mí, ni modo.— ante esa respuesta, el kazajo prefirió no interferir en ello.

Yuri bebió el primer sorbo a duras penas, creyendo que tendría el peor sabor del mundo. Sin embargo, se sorprendió al notar que no era tan desagradable como imaginó; tenía un sabor cítrico, con un ligero toque amargo. Ciertamente prefería las cosas dulces, pero esta podría ser una excepción.

A medida que terminaba de comer, su bebida se había terminado. Entonces comenzó a pensar ¿Estará bien tomarse otra? Y aunque decidiera que sí, tendría que pedirle a Víctor que ordenara por él, ya que aún era menor de edad.

Bah. No perdía nada con intentar, y no era como si se fuera a emborrachar. No, por nada del mundo.

•••

Luego de que cada uno terminara de comer, se dedicaron a charlar entre sí y beber; esto último provocó que la gran mayoría se pasará de la raya, Yuri Katsuki es un gran ejemplo. Era la viva imagen del incidente del año pasado; ahora mismo Yuri estaba con los pantalones desabrochados —al igual que su camisa— y la corbata amarrada a su cabeza, casi devorándose a Víctor en el sillón de exterior. Este cerdo no aprende.

Por otro lado, Chris bailaba semi-desnudo mientras los Crispinos lo veían divertidos, Pichit tomaba todas las fotos que la memoria de su celular le permitiera y Otabek entablaba una conversación con Mila.

Para la suerte de todos —ya sea buena o mala— , se encontraban en la terraza del Resto-Bar, alejada de donde estaban los otros clientes, por lo que no los molestarían. Pero el temor de que alguien se fuera a caer por el balcón a causa del exceso de bebida estaba presente.