El Primer Día (p.2)

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Llegamos a la academia

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Llegamos a la academia. En todo el camino no dije ni una sola palabra. Will solo me veía intrigado pero no se atrevía a decirme nada. Mis pensamientos estaban hundidos en la preocupación y eso me hacía sentir vulnerable.

El pequeño camino que llevaba desde la calle hasta la puerta de la academia, fue tan silencioso que incluso podía oír los latidos de mi corazón acelerándose. Will tenía la mirada al frente, con sus ojos verdes brillando a la luz del sol y caminando con una inocente sonrisa dibujada en su rostro.

¿Como puede ser tan feliz?

Pensé y clavé la mirada al suelo.

Observé cada pequeña piedra que se me cruzaba en el camino. Quería ocupar mi mente en la cosa más tonta que encontrará, solamente para tratar de no pensar que la gran puerta de madera tallada a mano, estaba cada vez más cerca. Al igual que mi tormento.

—¿Vamos a comer? —preguntó Will sonriendo.

—Sí, pero yo siempre como en la cocina —me encogí de hombros.

—Comamos en la cocina entonces —rió.

La buena personalidad de Will parecía increíble. No paraba de hablar, se la había pasado haciendo y diciendo cosas graciosas tan pronto como pusimos pie en el vestíbulo. Creo que había notado mi preocupación e intentaba animarme, y claro que lo estaba consiguiendo, era totalmente imposible no reírse de sus ocurrencias.

—Buenas tardes, bellas damas —dijo Will haciendo una pequeña reverencia hacia las cocineras.

Reí entre dientes.

—¡Pero vaya! Que lindo caballero nos ha venido a visitar —sonrió Beth.

—Espero no les moleste mi presencia —dijo Will guiñando un ojo.

—Para nada, cualquier amigo de Avril es bienvenido en nuestra cocina —dijo Catalina, otra de las cocineras.

—Es un poco bobo —dije con una pícara sonrisa.

—¡Oye! —gritó Will—. Te oí. Niña irrespetuosa.

—Esa era la idea —sonreí con malicia.

Todos reímos en la cocina mientras Will y yo tomábamos asiento. Era sorprendente la forma tan rápida en la que había tomado confianza en Will, que ni yo misma me lo creía. Tal vez esa es era su habilidad, generar confianza y ser amado por todos.

—¿Te das cuenta? —susurró Will arqueando ambas cejas.

—¿De qué? —pregunté confundida.

—Tu cara de preocupación de ha ido —me miró sonriendo.

Gracias por recordarme...

¿En que momento cambié tan pronto de ánimo? Me había dado cuenta que él trataba de animarme pero nunca pensé que lo lograría tan rápido. Al parecer Will tenía otra habilidad muy especial que se sumaba a la lista de «posibles habilidades». Hacerme reír.

Avril - 1998Where stories live. Discover now