Orgullo varonil.

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Sonreí traviesa.

—¿Entonces, ya no estás resfriado?

—Déjame, has destrozado mi orgullo varonil.

—¿Tenías? —Preguntó Leila interrumpiendo nuestra conversación. Ambas comenzamos a reír, cosa que incrementó a medida que él agua fría caía sobre la cabeza de James. Sentía que mi cuerpo se retorcía y pedía urgentemente aire mientras las carcajadas brotaban sin control por mi garganta.

Y todo empeoró cuando James comenzó a estornudar y Dallana, una chica morena quien era la responsable de tirarle la jarra, se asustó y al dar un pequeño salto, la jarra caía al suelo, no sin antes golpear la cabeza de moco.

Afortunadamente todo se quedó en un susto.

—¡Manos mantequilla! —Gritó desesperada Leila, avanzando rápidamente hacia la jarra y James.

—Eh, estoy bien, no hace falta que llores por mí.

— ¡Callate mocoso, esa jarra vale más que tú estúpida y vacía cabeza!

Los ojos de James se desorbitaron por completo, demostrando lo ofendido que estaba por las palabras de Leila, antes las cuales solo pude reír y disfrutar de como mi corazón latía con mayor frecuencia cuando la risa se deslizaba por mi garganta. Estaba feliz. Estaba siendo feliz.

Todos se quedaron a dormir aquella noche, y decidieron que era buena idea acampar en el jardín. Yo por mi parte sabía que no era buena idea, no me gustaba el campo, pero no podía decirlo si horas antes le había comentado a mi amiga -única e irreemplazable- que iba a hacerlo esta semana. Mintiendo.

Mintiendo a alguien nuevamente sin pensar en las consecuencias que podría llevar eso.

Mentía por Kyle, por mantener su secreto oculto. Pero había llegado a aquel punto del precipicio en el cual, debes decidir si saltar o volver marcha atrás. Sin importar si tú vida es un desastre, o si de una manera u otra saltar es la única posibilidad de aliviar tus penas. Y sabía que cada paso que daba, que cada vez que pensaba en Kyle, o cada momento que aceptaba que mi barco había encontrado su lugar para anclarse, me acercaba más al borde.

Podía sentir ya la brisa en mi rostro, dejandome llevar por el momento y en lo poco que faltaba para saltar y alejarme de todo aquello cuanto conocía por buscar un alivio en el borde del barranco.

Mi padre, Leila, Zayra e incluso mi hermano estaban lejos del barranco; Kyle me esperaba en el agua después de haber saltado.

Iba a perder la cordura por enamorarme de Kyle Kest, y sin embargo, no podía importarme menos.

Aquella noche me dormí con la figura de Kyle riéndose en mi mente, permitiéndome disfrutar de su deliciosa y magistral risa, y al despertar, lo primero en lo que pensé fue en que faltaban menos de veinticuatro horas para pasar una semana juntos, a solas, lejos de la civilización.

Sonaba tan peligroso como tentador.
— Leila —susurré mientras sacudía su hombro—Leila, no me jodas. Tienes que llevarme al trabajo, ¡Leila!

Y ella seguía sin reaccionar. Maldecí por lo bajo, mi trabajo debía de estar por lo menos a media hora de aquí, y dudaba que fuera buena idea ir caminando, con la posibilidad tan grande de perderme.

—Mm, ¿zanahoria, qué pasa? —Preguntó James mientras frotaba sus ojos, saliendo poco a poco del saco de dormir que compartía con Tom, su hermano mellizo.

— Que este ser —dije señalando a Leila- tenía que llevarme al trabajo y no se despierta.

— Te llevo yo... —Murmuró algo somnoliento y yo agradecí mentalmente que no nos hubiéramos quedado solas como yo en un principio había querida. Fui arriba y me puse la ropa que había llevado el día anterior, siendo consciente de que en cuanto llegara, un corto -diminito- vestido me esperaba.

Hoy el tema era llevar patines, estupendo, era buenísima idea mezclar patines con vasos y tazas de cristal, cubiertos y platos con patines.

Quizá debiera hacerle un altar a mi jefe por su idea, pero como aún no sabía si mi sueldo se conservaría o no -cosa que se decidiría esta noche- me veía obligada a aceptar cualquier tontería que pasara por su cabeza.
Lo que a parte de inmaduro me parecía injusto e ilegal.

Unos cuarenta minutos después, y con un moco somnoliento a mi lado, llegué a mi puesto de trabajo.

—Voy a entrar a pedirme un café. —Comentó mientras bajábamos a la vez del vehículo.

—Está bien, pero no contamines la taza, moco. —Bromeé y él rápidamente, y con una fuerza que yo desconocía- me cogió y me llevó en brazos hacia el interior del lugar, cubriendo en todo momento mi boca con la única intención de que me callara.

Me dejó en el suelo cuando llegamos a la barra.
— Voy a cambiarme -le dije- como se te ocurra haber una sola broma al respeto te las verás conmigo.

Levantó ambas manos en son de paz, y se río varios segundos antes de responder. -: Está bien, rocky. Te espero aquí.

Me alejé riendome y me cambié lo más rápido que pude, aborreciendo en ese mismo instante el pequeño vestido color rosa chicle que acompañaba a los patines que eran del mismo color. Me gustaba ese color -a pesar de no ser mi favorito- pero definitivamente no me gustaba tener que llevar ese mini-atuendo.

— ¡Esto es increíble! -Gritó al verme. Su rostro comenzaba a tornarse rojo debido a que la risa se había apoderado de él, provocando que se retorciera.

—¿Tú crees? Yo creo que me gusta más el del próximo fin de semana, color verde moco.

Él automáticamente dejó de reír y tras enseñarme el dedo corazón, me pidió -no muy amablemente- que le sirviera su café.

Un café que duró lo mismo que él despierto, un par de minutos después sus ojos comenzaban a cerrarse y varios chicos del turno le llevaron a nuestro cuarto -donde comíamos y descansabamos en nuestros ratos libres-.

Pero todo aquello me pareció insignificante cuando Kyle apareció por la puerta, y muy bien acompañado.

¿Quién será su acompañante? Nananana...

Respecto a lo que me habéis dejado en comentarios, je.

No puedo hacer un capítulo súper mega ultra extenso por la simple razón de que en un momento de creatividad escribí hasta el capítulo cuarenta y cinco.

Así que, puedo hacer un maratón. Pero habrá que esperar al fin de semana, porque me me han echado de clase hoy cuatro veces y mi mamá no está contenta y en cualquier momento me quita el móvil, jope🐈

Así que, este #sábadoydomingodeKylena

Bs.

Dulce asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora