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Greta Alana Bova.

— Mamá te matará.— Susurró Cora al momento del que entré a casa.

— ¿Del 1 al 10?

—Infinito.

Corrí hacia la planta de arriba y rápidamente entré a mi habitación cerrando la puerta con seguro para después quitarme los estúpidos zapatos escolares. Mi madre no tardaba en llegar y sabía que me iba a dar al mismo sermón de siempre al momento de enterarse, ya hasta me lo había aprendido de memoria por todas las veces que lo repetía.

Sin quitarme el uniforme me aventé a mi cama tapando mi cuerpo con las sábanas blancas.

— Hija de... ¡Greta!— Escuché un grito en la planta baja, más que un grito fue como un regaño, al momento de escuchar pasos en las escaleras cerré los ojos haciéndome la dormida.

Me iban a hacer picadillo.

— Abre la maldita puerta.— No respondí. No tenía ganas de lidiar con una señora cuarentona con menopausia. —Se que no estás dormida Greta, tengo las llaves, voy a entrar y te voy a...

— Pruébame perra.— Susurré, si mi madre me escuchaba decirle perra estaba segura que me volvería a meter a ese colegio católico.

Terminaron expulsándome.

Al igual que este.

Escuché el cerrojo de la puerta moverse para después escuchar como la abrían.

— Esto es propiedad privada, no entres.

— ¿Expulsada otra vez? ¿En serio Greta?

Rodeé los ojos quitándome la sábana que cubría mi cuerpo. Mi madre me veía con ganas de matarme, no me sorprendía, también me dio esa mirada cuando me corté el cabello yo misma sin su consideración, según ella el cabello es algo importante en la presentación y no se cuantas babosadas mas, a mi dio igual, al final de cuentas es cabello. Pronto crecería.

— Lo siento, me arrepiento de todos mis pecados.— Alcé mi mano adelantándome. Siempre era lo mismo, hacía algo, le contaban a mi madre, llegaba molesta a casa y me daba un speech de veinte días. Me disculpaba diciendo que nunca lo volvería a hacer.

Y la historia se repite, una y otra vez.

—Ya no puedo estar tranquila en el trabajo porque me llaman y me dicen que mi hija está expulsada por falta de atención ¿Qué es lo que te pasa? ¿No te gusta la vida que te damos?

Cerré los ojos, los dolores de cabeza habían vuelto y ya estaba harta de eso, estaba harta de ser obligada a ser cosas que sinceramente no quería. Tenía tantas ganas de descansar de este patético y falso hogar.

Estaba harta de vivir entre algodones y fingir ser una hija perfecta. Solo quería irme, vivir sin tener que estar esclavizada al estudio, ¿Para que? Para terminar cuando tenga 25 años, después trabajar y hechar a perder una vida.

¿Desde cuando empezaré a vivir?

— No me pasa nada ma, toda mi vida he sido así, no se ni porque te quejas hasta ahora.

—¡Estoy harta de tu comportamiento! Sabía que tu padre te había malcriado mucho.

— No metas a mi padre en reto, Si tan harta estás de mi te invito a que te salgas de mi habitación, el trabajo te llama.

dear life« 5sosWhere stories live. Discover now