Mi Compañero Imaginario

Mi primera vez ( parte dos)

— ¿ Hola? — escuché su voz somnolienta.

— Hola John, habla Adara.

— Ah, hola Dara.

— Adara por favor, quería hablar contigo personalmente, no sé si puedas.

— Si claro, estoy libre está tarde, te parece bien.

— Perfecto, nos vemos en Luna.

—  Ahí estaré, hasta la tarde.

— Adiós — colgué rápidamente.

— ¿Estás segura que es una buena idea? — Johnny parece preocupado.

— No lo sé, pero ya lo cité.

— Aún puedes cancelar.

— No, tengo que hablar, saber que ocurrió anoche, tal vez Cynthia se ha equivocado.

— Será un poco incómodo, para los dos, mejor dicho para los tres, créeme que no quiero saber cómo entregaste tu tesorito.

— Eres un idiota, ¿lo sabías?  — digo con una sonrisa — Además no es necesario que me acompañes.

— No puedo alejarme de ti ¿lo sabías?— dice con sarcasmo.

— Pues no escuches, deja que afronte esto sola.

— Llegó la señorita Drama, sabes que es imposible y tendrás que soportarme toda tu vida.

— Tal vez te olvide, no me imagino en una junta de trabajo contigo dándome consejos.

— Ahí estaré y cuando tengas un hijo también estaré ahí, alentando para que pujes más.

— Definitivamente eres un idiota — no puedo evitar reír a carcajadas.

— El idiota al que más amas, pequeña tonta.

Las horas transcurren lento, quiero que ya sea tarde para verme con John, las preguntas me están matando, así que me decido por estudiar, la próxima semana es mi examen y creo que no he puesto la dedicación que debería, si no paso ese examen tendré que repetir el último año de bachillerato, sería muy vergonzoso.

— ¿Ya terminaste de estudiar? — Johnny aparece recargado en el escritorio.

— No — digo tajante.

— Y entonces por qué piensas en John.

— Porque no puedo concentrarme contigo haciendo preguntas todo el tiempo.

— Si te hago preguntas es porque te veo divagar.

— No puedo concentrarme con tanta presión.

— En una hora acabarás con tus dudas.

— ¿En una hora? — miro el reloj de pared — Tengo que irme ya para llegar a tiempo.

— ¿Te llevará tu mamá?

— No le comenté, lo mejor es que tome el bus.

—¿Y sabes llegar?

— No creo que sea tan difícil.

— Entonces vámonos ya por si nos perdemos.

Me levanto de la silla y tomo mi bolso, corroboro que haya lo necesario y bajo a la sala.

— ¿A dónde vas?— mi madre me interrumpe en la mitad de la sala.

—  Vamos a la Luna — contesto mientras sigo caminando.

— ¿Quiénes?

— Johnny y yo — oh demonios, la he cagado.

— ¿Quién es Johnny? — dice pero parece recordar — Es el chico que te trajo anoche — pregunta.