El vídeo

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— ¿Qué es esto? — Tobías pregunta furioso a Rob.

— No lo sé, no tengo nada que ver — contesta sorprendido.

No puedo dejar de ver lo que hay en la pantalla, siento que la ira sube por mis venas y a su vez tengo ganas de romperme en llanto, los cotilleos se siguen escuchando a mi espalda, dirijo mi mirada a la puerta planeando huir pero veo algo que me deja paralizada, mis padres.

Están saliendo del lugar, observaba como se alejaban lentamente cuando mi padre volteo a verme, sus ojos lo decían todo, se ha llevado una gran decepción.

El vídeo sigue reproduciéndose, son fotos mías con burlas y diciéndome loca con flashback de John y yo teniendo sexo, todo está editado a la perfección, todo el maldito video está planeado perfectamente, incluso hay vídeos de mí en el bachillerato hablando sola, mi vista se nubla, las lágrimas comienzan a caer.

—¿Adara? — escucho una voz lejana — ¿Estas bien?

Tobías se acerca a mí, me abraza y me lleva con el a la parte de atrás del escenario.

— Siéntate — dice acercándome una silla.

— Siento que el piso se mueve.

— Tranquila, respira profundo, ten bebe— me da un vaso con agua.

— Ya lo fuí a quitar, pero al parecer nadie sabe nada— dice Robin al entrar corriendo.

— ¿Cómo qué nadie sabe nada? — Tobías parece muy disgustado.

— No lo sé, le dí la memoria a Cynthia para que ella pusiera el vídeo.

— ¿Qué? — dice Tobías exaltado — Tenías que hacerlo tú, para que todo saliera bien.

— Perdón nunca creí que esto pasaría — en realidad parece apenado — Eso maldito se las verá conmigo.

— Tranquilos por favor, yo solamente quiero ir a mi casa — susurro.

— Yo te llevo — se ofrece Tobías — Tú trata de calmar todo aquí— le dice a Rob.

— Vayan tranquilos.

— Gracias— es lo único que puedo decir.

Ambos salimos por la puerta trasera para evitar la multitud, nos metemos en su auto, no puedo decir ni una palabra y se nota que Tobías no sabe que decir. Él comienza a conducir hacía mi casa mientras mis lágrimas comienzan a caer, no quería que me viera llorar, no me gustaba que me vieran tan débil pero era inútil, no podía contener el llanto.

— Hemos llegado— dice mientras se para frente a mí casa.

— Yo… lo siento tanto— volteo a verlo.

— No tienes porque disculparte— me seca las lágrimas— Duerme tranquila, mañana todo será mejor.

— Gracias por todo.

— Mañana te veo, voy a dar con el responsable de esto, aunque me imagino quién es.

— No te preocupes por eso, da igual — salgo del auto y él espera a que esté adentro para irse.

— ¡Adara! — mi madre me espera en la sala — Nos puedes explicar que demonios fue todo eso — dice exaltada.

— No tengo ganas de discutir — contesto y subo las escaleras corriendo.

— ¡Ven aquí Adara!

— Déjala tranquila, mañana hablaremos con más calma — es lo último que escucho decir a mi padre antes de cerrar la puerta fuertemente.

Mi Compañero ImaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora