EL SUJETO ENMASCARADO

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Era bastante tarde, regrese después de un alboroto en una fiesta que termino en ruina, caminaba lento sobre el arcén de la carretera hasta llegar a mi casa, tenía hambre, sentía en mis entrañas el deseo solido de correr, perderme en los musgos verdes o escapar de algo que me aventuraría a nombrar diabólico que indagaba de mí a no tan diez metros de distancia de mi agalluda persona sentía como si algo sin nombre soplase en mi nuca rápido y su característico agitado respirar despertase en mi intriga y cansancio. Voltee y de reojo vi una figura negra, bizarra y turbia que se movía entre los umbrales del portón de la cochera de una casa que no estaba a más de diez minutos de la mía, la euforia y la angustia nublaron mi vista, a la par que petrificado veía como la sombra negra se descubría por la luz amarilla fulgente de un farol, encapuchado y vestido en túnica se acercaba más y más a mí, justo en ese momento corrí en las tinieblas de la soledad, acompañado de rayos y centellas hasta llegar a mi casa, el lugar era oscuro y se me dificultaba ir a un punto en concreto, llegue a la esquina de un paradero, estaba cerca de mi casa, voltee algunas veces y vi que, aunque el sujeto corriese ante mí con furor y decadencia en cada pisada que diese se desvanecía en el fondo oscuro imperceptible de la carretera.

Un recuerdo confuso murmuro en las praderas de mi consiente, recordé ser avisado de un asesino que mataba a sangre fría aquel que circulase a determinado tiempo durante las vagas aceras del patrimonio vecinal o aún más afuera de la misma, el cielo decadente y una luna completamente pequeña desplegó ante mí un breve espesor fulgente de luz que emanaba una luz amarillenta blanquecina que me cegaba, lo vi al frente de mi casa, con una máscara blanca pintada con un pincel de color rojo carmesí el mismo delataba una sonrisa abrumadora la cual se deterioraba por la lluvia puesto que en ese momento empezó a llover, la lluvia salpicaba rápida y angurrientamente, sometido al error que, mi casa al estar al fondo del lugar, le era fácil acceder a la puerta y preguntar en el lecho de la noche

- ¿Alguien está ahí?

Aquellos recuerdos banales procurando malestar en mi cabeza, parpadee rápidamente y el sujeto se volvía a desvanecer ante la neblina incandescente del lugar sin rastro del mismo corriendo a toda velocidad acercándome a mi hogar, aunque el destino castigase sin motivo a este servidor esa noche el viejo Damián cuidadoso, tímido, pensativo y calculador se desmoronaría en un movimiento brusco de autodefensa que termino en desdicha en el Danubio de emociones inmersa en el terror que provoco la muerte de una emoción de un sentimiento viejo que ladeaba en mi corazón y ya no existe en mi alma, la piedad    

El asesino del parche en el ojo #WriterAwardsWhere stories live. Discover now