SIMPLEMENTE DEMENTE

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La noche aún seguía sobria de un vino fragmentado de dolor y tristeza, la luna declarante de agonía en la propia penumbra de su intriga mientras que yo, lentamente acercándome a mi casa en pasos pequeños en un caminar indiferente me dirigía hacia la perdición

Cuando llegue a la casa sentí una atmosfera distinta e inclemente en toda la capacidad de la misma, miedoso acercándome con movimientos agalludos y turbios, seguido a esto me arrodille atisbando por la rendija de la puerta medio abierta, un sonido brusco sonó de la sala, parecía difuminarse entre la sordidez y lo callado de la noche.

Cosas caían, murmullos se oían de los ventanales del hogar mas unos movimientos torpes que causaban ínfulas que deterioraban poco a poco la casa, el sujeto parecía que se acercase al frente mío, con un cuchillo en mano, su mascara cutre con falta de creatividad y su ojo que deslizaba en todo el azar incauto de la rendija que me miraba adusto y temeroso.

El viento soplo fuerte y agraviante, empujando de manera incauta la puerta principal y dejándome a mi frente a frente contra el asesino, el agachado y yo desarrapado caído sobre el pavimento frio de la entrada principal, en movimientos torpes y brutos por escapar, tratando de levantarme, el sujeto me arrastraba sobre la alfombra que me daba la bienvenida al infierno. Voltee tratando de sacudir el musgo mugriento que se impregnaba en mi ropa, pude ver un sujeto vestido de gabardina, leyendo un periódico, fumando un pequeño puro, acompañado de un sombrero blanco y un aspecto vetusto y cauteloso, pedí socorro al mismo, devolvió una mirada fija inconsciente y en manera jocosa tiro el humo negro que emanaba un tabaco a medio fumar, al fin el sujeto me pudo arrastrar hacia la casa, cerró la puerta, y escueto se desplazaba con un cuchillo en el lugar, encontró la puerta del sótano y arrastrándome me tumbo por las escaleras que rechinaban por cada golpe que pegaban inocentemente en mis caderas, cuando caí inconsciente del dolor y la sangre que se escurría angurrienta en el suelo de piedra blanco y impío, busco una silla, forcejeo en intentos absueltos por levantarme y sosegado por el lustre de la luz que calcinaba la rendija de mis ojos me empujo en la silla, me ato con una soga vieja y dura, seguido a esto menciono.

- Que empiece la función!


El asesino del parche en el ojo #WriterAwardsWhere stories live. Discover now