utiles e inutiles

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Eran las cinco de la mañana cuando Deidara despertó primero que todos en aquella casa, pues se habían dormido muy tarde, miró a la persona que dormía a su lado y detalló su rostro, las habituales ojeras de Itachi Uchiha se veían más marcadas, el día anterior había sido un remolino de emociones poco común en su pacífica vida…

Deidara se recogió el cabello largo en una coleta alta para dirigirse al baño, cerró la puerta con seguro y se miró frente al espejo, las baldosas estaban frías, las sentía con sus pies descalzos, abrió uno de los cajones y sacó su joyero, de este abrió un compartimiento y sacó una cajita de terciopelo color purpura, de esas con las que el chico se arrodilla para pedir matrimonio, pero dentro no había ningún anillo, si no pastillas…anticonceptivas

He ahí la causa de su “infertilidad”

Tomó las pastillas sin agua sintiendo algo de culpa, siempre que las tomaba sentía culpa y lastima, por Itachi que no se merecía eso…
Pero Deidara era un cobarde y el mismo estaba consiente de esa realidad
Le temía al dolor y al embarazo con todo lo que este conllevaba, su madre había muerto al darle a luz y él no quería morir, él no quería sentir nauseas, no quería esos peligrosos mareos que podrían hacerle caer de las numerosas escaleras de la mansión, con su edad los abortos eran una realidad y no quería sentir dolor, después las atemorizantes contracciones antes del parto, las inyecciones de anestesia no las quería, la epidural, no quería dar a luz y que un bebé saliera desde un sitio tan delicado como su sexo, no quería, y si las cosas se complicaban habría cesaría…eso no, no quería, no quería, no, no, no, no….

No…

Eiji se acomodó la corbata de color púrpura y se abotonó la chaqueta del traje color negro, la camisa color blanco le hacía verse elegante, ya estaba listo, se dirigió a la cocina con andares elegantes luciendo sus lustrosos zapatos negros, antes de entrar a su lugar de destino de topó con David el chef quién se asomaba por la puerta de la cocina notablemente nervioso

- ¿Qué haces ahí? – reprendió Eiji con voz grave, David se crispó asustado y volteo poniéndose firme frente al niño

- ¡buenos días joven amo! – saludó el chef con cortesía pero con la voz nerviosa

- obstruyes el paso muévete… - ordenó Eiji, David se mostró renuente

- joven amo… Naruto-sama está adentro y no se encuentra de buen humor – avisó el chef, Eiji levantó una ceja incrédulo y se asomó por la puerta de la cocina y ahí estaba, su papá cortando o más bien apuñalando un trozo de carne, volteó a mirar a David

-  ¿Qué tiene? –notó como David se tensó, el castaño abrió la boca para responder pero luego la cerró dubitativo, Eiji notó un ligero sonrojo en el chef por lo que volvió a asomarse por la puerta de la cocina para mirar a su papá, al rubio le temblaban ligeramente las piernas y entonces entendió de que se trataba todo esto

- ¿hace cuánto salió mi padre? –preguntó Eiji

- desde las cinco de la madrugada, logré verle porque estaba despierto pero se fue sin hacer menor ruido

Eiji sonrió, estaba más que claro lo que sucedía, el bastardo de su padre se había pasado y ahora su papá quería matarlo, suspiró, no sería buena idea entrar en la cocina, ya comería algo de camino

- si papá pregunta por mí dile que ya salí y que desayuné correctamente – ordenó el niño, David asintió de forma automática e hizo una reverencia mientras el azabache se marchaba 

- ¡muy buenos días jefe Uchiha! – saludaron con euforia los miembros principales de la rama akatsuki de konoha a su jefe, Sasuke simplemente los pasó de largo

aunque tenga que encerrarteWhere stories live. Discover now