Diecisiete

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- ¿Marco?- Tom estaba sentado en una elegante silla, mientras tomaba aguas con hierbas en una fina taza. El nombrado estaba ciertamente enojado, manteniendo una mirada fulminante sobre él.

- Por favor, explicame absolutamente todo lo que esta pasando ahora.

- No sé de que hablas, estimado Díaz

- No te hagas el tonto, sé perfectamente que eres una mente maliciosa que sabe todo lo que ocurre.

- Realmente, no. Eres muy paranoico...

- ¡Deja de burlarte de mí! Te estoy pidiendo respuestas y no me iré hasta que me des una.

- Está bien, te daré tus tan preciadas respuestas, aunque no sé porque las quieres tanto.... Te lo diré de la forma más simple, yo y muchas personas no se benefician de que la monarquía tenga todo el control de estas tierras. Como soy inteligente, reuní a gente importante que pensaba igual que yo, y listo. ¿Feliz?

- ¿Entonces sólo contrataste mestizos para poder hacer una guerra civil?

- Tal vez. Pero ellos anhelaban en lo más profundo de su corazón que esto ocurriese.

- Y mientras ellos mueren, tu estás todo tranquilo descansando en tu casona....

- No lo malentiendas así. Yo les doy todo el dinero que necesiten y manejo las importaciones de armas.

- Y por eso los chicos estaban en una carroza en tal mal estado....

- ¿Por lo menos sabe como funciona todo esto? Yo les doy los recursos y ellos lo usan como se les de la gana. Sí andaban en una carroza así sería porque prefieren usar su dinero en otras cosas. ¿Entendiste? No es necesario derramar sangre para ser un parte importante de esto. Además, yo soy la cabeza detrás de esto.

- No sé que opinar de ti, sinceramente. ¿De verdad te preocupas por la libertad o solo lo haces por tus propios interéses?

- Ambos. Un día vi que mi trato hacia la gente de menor clase no era el mejor, así que pensé en algo que los haría felices que a la vez me hiciera feliz también. Ahora, ¿Puedes dejar de pedir tanta información?

- Sí, pero una última cosa. ¿¡Qué se supone que tengo que hacer!?

- Ser mi sirviente, por supuesto.

- No, quiero pelear.

- ¿Seguro?

- Sí. - Dijo con la voz quebrada.

- Eso no sonó muy seguro para mí.

- Realmente quiero pelear, pero....

- ¿Pero?

-.... - Marco no quería admitir el hecho de que tenía miedo, no quería ser un cobarde.- No quiero morir, aunque eso signifique ser sólo un espectador...

- Marco, para pelear no necesitas morir, y si no peleas como lo hacen los otros no te hace un cobarde- El tono de voz de Tom cambió tan rápidamente de uno engreído a uno preocupado que Marco no pudo reaccionar de inmediato a la palmadita que el otro le dió en la espalda, de verdad esta impactado sobre la genuina preocupación que expresaba.

- Entonces....

- No sé, puedes ser mi sirviente guardaespaldas o algo así. Tu me cuidaras y protegeras a cambió de lo que tu quieras.

- ¿Lo que quiera?

- Lo que quieras- Tom le dió una sonrisa ladeada muy cálida, una expresión que demostraba una faceta de él que a Marco le encantaba. Esa linda sonrisa se desvaneció al sentir unos galopeos.









El Mestizo y El Demonio (Tomco) //AU// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora