Capítulo 22

4.5K 343 98
                                    

7 de Marzo, New York, 1959.

Después de la sorpresa que le había preparado Lauren por su cumpleaños, la vida de Camila parecía ir cada vez mejor encaminada. Terminaba su trabajo en el hogar de las Jauregui, llegaba a casa y escuchaba a Mario Lanza hasta que se iba a dormir. Sus amigas quedaron en una pieza al ver el autógrafo estampado en la funda del vinilo y trataron de obtener más información acerca del por qué su paciente había querido entregarle tan preciado objeto. La chica eludió lo mejor que pudo el tema, pero estaba más que segura que Normani no había quedado muy satisfecha con las vagas respuestas que le había dado. Camila estaba siempre alerta para el momento en que su amiga decidiera interrogarla con mayor firmeza, pero sabía que eso podría ser en cualquier rato.

Lo único que la tenía preocupada era Daniel. Un día después de su cumpleaños, había recibido una carta de él en la que la felicitaba por su cumpleaños y en donde ponía lo ilusionado que estaba con la idea de volver a verla. Si algo había aprendido la joven era que tarde o temprano los secretos mejores guardados salen a la luz. Estos no podían competir contra las fuerzas de la naturaleza y sabía que tenía que romper ese sueño al que se aferraba el soldado para ser feliz en plenitud. Y también tenía más que claro que esa necesidad había surgido mucho antes de que Lauren entrara como un huracán a su mustia existencia. Daniel había sido su amigo, pero nunca pudo corresponder a los sentimientos que él pregonaba sentir por ella de la misma manera. Y ahora que pensaba en esa mirada que le quitaba el aliento, comprendió que el destino le tenía preparado otra cosa.

Había terminado el libro que sus amigas le habían regalado en un siantamén. La historia la había atrapado desde el principio y la había hecho reflexionar mucho al respecto de ciertas cosas. Se lo había prestado a Lauren y ella también lo había adorado. Era la primera vez que la veía soltando su ejemplar de "Lolita" para leer otra cosa. Lauren poseía una biblioteca bastante vasta, pero ese libro era el que prefería por sobre todo. Camila había tratado de pedírselo prestado, pero ella se había negado rotundamente. No quiso insistir para no discutir con ella, pero la curiosidad la carcomía. Algún día de esos pasaría a alguna librería para poder salir de la duda sobre el condenado libro.

Ese día en especial, todo estuvo muy calmado. Lauren y Camila escucharon música mientras la enfermera peinaba el largo cabello castaño de la otra. A la morena le encantaba hacerlo, ya que este era increíblemente suave y manejable. Se divertían haciéndose peinados graciosos y disfrazándose de lo que fuera. Lauren también trataba de enseñarle italiano y se reían cuando a Camila pronunciaba mal una palabra.

- No sé cuál es tu insistencia en que aprenda esto. - dijo Camila al cabo de un rato mientras rodeaba su cintura con sus brazos debido al dolor que le producía el reírse tanto.

- Es bueno para la memoria aprender idiomas que no sean el tuyo. Además - añadió con una sonrisa de oreja a oreja. -, me divierte mucho el escucharte.

- ¿O sea que todo esto es para hacerte reír? - inquirió la chica mitad divertida, mitad indignada.

Lauren soltó una de esas carcajadas tan propias de ella y que la hacían ver tan hermosa antes de darle un tierno beso en la mejilla. Camila amaba esos gestos tan espontáneos hacia ella y la hacían sentirse el ser humano más afortunado del planeta. Descansó su cabeza en el pecho de Lauren y trató de acompasar su respiración al ritmo de la chica, quien al parecer se sentía igual de cómoda ante el tacto de Camila. Había pasado mucho tiempo desde la última vez en que había ansiado tanto el sentir a otro ser humano sobre su piel que se visualizaba como un recién nacido que está en pleno proceso de conocer al mundo. Y el Universo le había puesto a la mejor acompañante para hacerlo.

- No es sólo para eso, ridícula. - dijo con su voz rasposa. - Mi abuela lleva mucho tiempo viviendo en Italia y me gustaría que el día que venga y te presente ante ella, tú puedas entender qué demonios está hablando.

Smoke Gets In Your EyesWhere stories live. Discover now