6. Malas actuaciones

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Rayos... Odio a esa Trish Ledditon. 

¿Y qué clase de apellido es Ledditon? De seguro significa "monstruo verde apestoso lleno de verrugas" en latín, o algo así. 

No le bastó acusarme de entrar sin pagar al cine, sino que además me encerró en una oficina para luego salir a buscar a Ronnie Anne. Yo no dejaba de pensar: ¿Qué pasará con Luan y Clyde? La que tendría que ser la mejor cita de sus vidas se estaba volviendo un infierno. 

El sonido de las agujas de un reloj que estaba en la pared empezaba a volverme loco cuando la puerta se abrió. Era esa chica otra vez. 

—Tu novia no está por ningún lado. Será mejor que aparezca o tu estadía va a prolongarse. 

—No sé cuánto tiempo piensas detenerme aquí. Pero sí estoy seguro de que violas mis derechos al hacerlo. 

—Eso no me importa. Ronnie Anne Santiago se ha buscado este problema. 

—No lo creo. Nos estás incriminando. La que está en problemas eres tú. ¡Y vas a pagarlo! 

Trish rio... Como una bruja. Como una hiena. 

—Tus amenazas me preocuparían si no vinieran de un niñito bañado en perfume de superhéroe. ¡Eres ridículo! Estarás toda la noche aquí. —y azotó la puerta. 

Me gustó que dijera eso. Pensé: "Yo soy Ace Savvy. ¡Tengo que ser Ace Savvy! Mi hermana favorita y mis amigos necesitan un héroe. Ahora tengo que abrir esa puerta. Es sólo madera. ¡Ya veremos qué tal resiste un impacto de acero puro!" 

... 

No me gustó la respuesta. Esa madera es a prueba de acero. Ouch. 

La decepción me hizo sentarme, y el dolor me obligó a sobarme el hombro izquierdo. 

El sonido del reloj volvió a perforarme los oídos. Ese tic tac era como una serie de martillazos (con una herramienta marca Ledditon) en mis oídos. Rayos... Hubiera dado cualquier cosa por oír la vocecita de Luan, diciéndome "Linky" aunque fuera para hacerme una broma pesada. Casi podía oírla en este momento... 

Un momento. Sí la estaba oyendo. ¡Estaba afuera! ¡Me estaba llamando! 

Empecé a golpear la puerta una y otra vez, hasta que la oí preguntar: 

—Escuché un toc toc. ¿Quién es? 

—¡Luan! 

—¡No! ¡El perrito de Doña Inés! ¡Jajajajaj! 

Su risa era un coro de ángeles en ese momento. 

—¡Luan! ¿Estás bien? ¿Cómo están Ronnie y Clyde? 

—Tanto Clyde como yo sentimos que te habías tardado demasiado, así que salí a buscarte. Ellos dos quedaron juntos viendo la película. Tranquilo... Está bastante mala. Es una chica gordita que se enamora de un inglés, y por alguna razón hay una invasión zombie; pero lo peor... 

—¡Me la cuentas luego! Primero sácame de aquí. Una mujer llamada Trish Ledditon me encerró. Nos acusa de entrar sin pagar. 

Tras una breve pausa, me respondió: —Muy bien; no tardo. 

Y escuché sus pasos alejándose de mí. ¿Adónde fue? ¿Qué piensa hacer para abrirme la puerta? Deseaba con todas mis fuerzas que se apresurara; no estaba de humor para escuchar ese odioso reloj de nuevo. Lo bueno es que solo habían pasado un par de minutos cuando la puerta empezó a abrirse. Sigo sin saber cómo le hizo, pero la puerta se abría. 

Quien la abrió fue Trish. 

Ambos nos quedamos viendo envueltos en sorpresa. 

—¡No! —dije yo. 

Beso o tortazoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ