9. No me odies por esto

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Corrí hacia la puerta, y no vi a Clyde afuera.

Intuí que pudo salir hacia la derecha, así que corrí mientras veía hacia todos lados. Rayos. ¡De seguro fue hacia el lado izquierdo! Revisé ese lado, pero si alguien estuvo ahí, ya había tenido tiempo suficiente para irse.

Luan salió, con más preocupación de la que merecía en su rostro. Después de todo, a pesar de que ella lo había abofeteado, yo era el gran culpable de lo que les pasaba a ambos.

Le mandé mensajes y le llamé, pero no contestó.

Decidimos organizarnos. Ella iría a buscarlo a la casa de los McBride y al parque Ketcham, mientras que yo lo haría primero en Gusʼ Games and Grub y luego donde Flip, por si la depresión le despertaba una urgencia por tomar flippees... Quien terminó tomándose un flippee fui yo, sentado en la acera de la estación de servicio.

Me sentía de lo peor. Ni siquiera el burbujeante sabor artificial de fresa/sandía que inundaba mi paladar lograba reconfortarme esa vez. Había intentado que mi hermana y mi mejor amigo llevaran su relación hasta el punto clave, y lo único que logré fue resquebrajarla. ¿Qué podía hacer en ese momento? Nada. Se acabó mi participación. Cada vez que intervengo, termino empeorando las cosas. Y ni siquiera tengo idea de qué pudiera hacer Luan por su parte.

Di un sorbo enorme. Necesitaba congelarme el cerebro. Ese placer de cinco largos segundos llegó a su fin, al igual que la bebida congelada.

—¡Flip! ¡Sírveme otro! —grité desde mi lugar.

—¡Ven tú por él! ¡Y trae cambio exacto esta vez, niño! —me respondió. La decepción me hizo suspirar.

Mi teléfono sonó. Era un mensaje de Luan.

"Encontré a Clyde"

Se lo respondí de inmediato.

"DODNE ESTAN UDS"

"En su casa. Hablaré con él. Ve a nuestra casa"

"CMO STA EL"

"Clyde está bien. No te preocupes :) "

Tal como lo había estado pensando, todo se arreglaría sin mí.

Decidí tomar un autobús a casa. Mientras veía las calles y a la gente pasando, inmersa en sus asuntos, pensé en esta semana: En cómo empezó y cómo iba terminando. Recordé la risa de Luan en Burpinʼ Burger, su lindo rostro, sus dientes relucientes y ese cabello meciéndose al ritmo de su felicidad. Por eso fue que comencé este embrollo. Porque creí, en mi equivocación, que hacer que mi hermana cambiara era una buena idea.

Revisé mi teléfono otra vez, y no había ni un mensaje nuevo. Leí nuevamente el último:

"Clyde está bien. No te preocupes :) "

Quería que Clyde estuviera bien. El gran amigo que siempre ha acompañado mis aventuras, y ha seguido mis planes más absurdos, pasó un momento horrible esta tarde. Por mi culpa.

¿Y yo iba rumbo a casa, tranquilamente, sin asumir ninguna clase de responsabilidad? Si quería estar en paz conmigo mismo, tendría que quedarme con algo del sufrimiento que ellos han experimentado.

Este autobús pasa muy cerca de la casa McBride antes de llegar a mi casa. Tenía una oportunidad.

Me bajé en el momento indicado y corrí hacia donde ellos estaban. Al acercarme, escuchaba cada vez más fuerte una melodía de jazz, la cual me indicaba que ahí estaría también el señor Howard.

—¡Lincoln! Qué bueno verte. ¿Vienes a buscar a tu hermanita?

—Hola, señor McBride. Sí, y quisiera hablar con Clyde también.

Beso o tortazoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora