Capítulo 1

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~Daniel~
Me levanté sobresaltado de la cama, otra vez el mismo sueño; Una mujer de pelo negro largo, sentada en una camilla, me miraba con los ojos llorosos y me decía cosas que no podía entender, luego, venían unos hombres con batas blancas y rostros serios y me separaban de aquella mujer, que no paraba de señalarme y llorar. Ahí siempre se terminaba el sueño.
Miré el reloj, las 5:12. Aún quedaban 3 horas para prepararme e irme. Intenté volverme a dormir, pero nada, los nervios me mantenían despierto. Iba a vivir una aventura que me cambiaría la vida por completo, "solo 30 de vosotros podrá realizar este viaje tan importante para la NASA" recordaba las palabras de mi jefe. Quien iba a pensar que, entre los cientos de estudiantes, yo, era uno de esos 30. Me temblaba todo el cuerpo solo de pensarlo, él, un chico normal y corriente de 17 años, iba a viajar a otro planeta, a vivir ahí, a empezar desde cero. Cerré los ojos aún con esos pensamientos en mi cabeza, y me dormí.
Las 8:00, desayune y me vestí bastante rápido, que nervios. A las 8:15 ya estaba el autobús.
A la media hora el bus me dejó cerca de un edificio enorme blanco que tenía por un lado la bandera de América y por el otro se veía con grandes letras "NASA".
~Nadia~
Entré en las instalaciones de la NASA seguida por mi hermano Raúl. Desde que recibimos la carta de que nos habían elegido para la gran expedición del Planeta 30 junto con otras 28 personas estábamos ansiosos por empezar y, la verdad, un poco asustados. Pasamos por un largo pasillo y entramos a la sala que nos indicaba la carta, "nos reuniremos el día 3 a las 9:00 en la sala 12, por favor venid puntuales". En la sala conté unos 22 jóvenes más o menos de mi edad, todos rodeados de sus familiares y amigos. Me fijé en los chicos y chicas que había allí para ver si conocía a alguno, pero solo me sonaba la cara de una chica bajita, de pelo corto y rubio, ¿como se llamaba? Mientras intentaba recordar el nombre de la chica noté que alguien me empujaba y me tiraba al suelo, menuda ostia me pegué.
-¡Oh, mierda! Lo siento mucho, me tropecé con una maleta y... -Alce la vista para ver quien era, un chico bastante atractivo, moreno y bastante alto se disculpaba de su torpeza y me ofrecía su mano para ayudarme a levantar del suelo.
-No pasa nada -Le sonreí amablemente y el me devolvió la sonrisa. - Me llamo Nadia y este es mi hermano Raúl -señalé a mi hermano, que se seguía riendo de mi caída, el muy idiota...
-Yo me llamo Daniel, encantado - volvió a sonreír.
Nos sentamos los tres en unas sillas al lado de unas ventanas que daban a unas vistas preciosas a un patio más grande que 40 campos de fútbol, dónde se podía ver a lo lejos la nave en la que dentro de una hora o dos nos llevaría al espacio.
Eran justo las 9 en punto, ya estábamos todos, y apareció un señor de unos 50 años, pelo corto y canoso, ya lo conocía, era el jefe de la NASA. Antes de decir nada, nos miró a todos con una sonrisa de satisfacción, dio un suspiro y empezó el discurso:
-Estoy muy orgulloso de vosotros, habéis pasado los exámenes y las pruebas con la mejor nota. Tendríais que estar orgullosos de vosotros mismos, más de 800 estudiantes se presentaron, y solo vosotros 30 habéis destacado. Enhorabuena. -En su cara apareció una sonrisilla como de triunfo- Os espera una aventura que cambiará por completo vuestra vida, sois los elegidos para ir a habitar y a inspeccionar el Planeta 30, descubriréis cosas alucinantes y sorprendentes, que no os quepa duda de ello...
Duró bastante la charla. Cuando terminó nos estrechó la mano a cada uno y nos volvió a dar la enhorabuena. En cuanto se fue, sonó por los altavoces la voz de una mujer que nos indicaba que teníamos que dirigirnos a la puerta 5, que daba la salida al patio, y que allí nos estaría esperando un vehículo para llevarnos hasta otro edificio.
Al llegar al edificio había unos comandantes vigilando la nave, nos saludaron con unas sonrisas bastante forzadas y nos subieron a unas plataformas metálicas que nos llevarían hasta la puerta de la nave... Me dolía la tripa de los nervios.
Miré a mis compañeros, miré a la chica bajita, de pelo corto y rubio...Yaiza, sí, se llamaba Yaiza.
~Yaiza~
Nos metieron en plataformas para llevarnos a la nave, yo estaba bastante asustada, así que intenté distraerme y no pensar mucho en el viaje hablando con una chica a la que acababa de conocer llamada Marta, una chica súper maja, con un pelo súper bonito de color rojo teñido. Tenía 16 años, un año más que yo. En verdad, creo que soy la más pequeña de todo el grupo.
No tardamos nada en llegar a la nave. Un hombre que ya estaba esperándonos en la puerta sonrió y nos saludó con la mano.
-Bienvenidos a nave n°547. Este será vuestro hogar durante, aproximadamente, un año y medio. La nave que os llevará al Planeta 30... Os enseñaré las instalaciones. Venid.
La nave era enorme, no entendía porque, con una nave tan grande, solo podíamos ir 30 ... Aquí cabrían mínimo entre 50-70 personas.
Estuvimos casi una hora para que nos enseñaran toda la nave, recorrimos desde la esquina mas insignificante hasta el gran centro de control. Cuando terminaron de explicarnos y repasar todos los controles 500 veces -como si no nos los supiésemos- nos dijeron que teníamos 15 minutos para descansar, comer algo...
~Raúl~
Menos mal que se había terminado la puñetera visita, menudo tostón, aún me duelen los pies. Busqué a mi hermana Nadia con la mirada, estaba al lado de la puerta del comedor, hablando con ese tal Daniel. Me senté en un sofá que había en el gran salón de la nave y me quité los zapatos para masajearme los dolorosos pies. Mientras maldecía a los incómodos zapatos que me había puesto, no me di cuenta de que un chico se había sentado a mi lado.
-¡Ey hola! Me llamo Hugo, ¿tú?
Dejé de mirarme los pies y me fijé en el chico, moreno de pelo corto, con gafas y un poco más bajo que yo.
-Raúl, encantado. ¿Cuántos años tienes?
-18, ¿tú? Pareces más mayor que yo.
-Tengo 17 -me reí.
Pasaron los 15 minutos. Nos informaron de que la nave despegaría dentro de 10 minutos. Lo mejor de todo, es que gracias a todas las tecnologías los humanos solo teníamos que pulsar un simple botón, y con él la nave despegaría sola. "Ventajas del año 3100" pensé.

PLANETA 30Where stories live. Discover now