Capítulo 3

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El timbre sonó y me alarmé. -¿Qué toca ahora? –Le pregunté a mamá.

-Justamente el almuerzo. –Sonrió. Ellas caminaron hacia adelante, conocía la escuela, claro que la conocía, era la misma escuela donde había estudiado los últimos cuatro años.

-Vamos a la cafetería. –dijo Pau. Mi madre y ella caminaron delante de mí. Yo solo me concentraba en cómo iba a hacer para juntar a mis padres, ellos siempre parecieron muy diferentes, y ahora que estoy aquí, me doy cuenta de que son como el agua y el aceite.

Es decir, solo miro a mi madre; es recatada, callada, introvertida, tímida, parece muy inteligente, al parecer solo tiene un amiga; creo que se parece a mí en un aspecto.

Y luego está mi padre, solo hay que verlo allí parado, coqueteando con todo lo que tenga piernas bonitas y cabello rubio, es bromista, tonto, tiene un montón de amigos, es popular y guapo; La clase de chico que una chica como mi madre quiere evitar. Simplemente no entiendo cómo fue que estos dos llegaron a estar juntos.

-Ah y… ¿tienen novios? –Pregunté interesada. Ellas se miraron entre sí.

-No ¿y tú? –Preguntó mamá.

-No –Me alegré en el interior.

Llegamos a la cafetería, ellas se sentaron en la última mesa, la del fondo, donde solía sentarme yo todos los días.

-La historia se repite. –Murmuré sentándome a la mesa.

-¿Dijiste algo? –Preguntó mamá.

-No. –Negué con la cabeza. Ellas tomaron asiento frente a mí y me quedé mirándolas un buen rato.

-Mal comienzo niña nueva. –Oí la voz de mi padre de nuevo; tomó asiento a mi lado-. Creo que eres valiente al sentarte con las nerds. –me dijo, yo bufé.

-Sus nombres son: Charlotte y Pau, no nerds. –le espeté.

-Me da igual, ellas no son importantes, en cambio tú… -se acercó peligrosamente a mí. Me alejé y casi caí de la silla pero logré balancearme para no terminar en el piso.

-Te agradezco que no hagas eso. –Le dije acomodándome de nuevo en la silla-. ¿Por qué no sales con chicas de tu edad?

-¿Qué edad tienes? –Preguntó serio.

-Quince. –le dije.

-No pareces de quince. –me miró descaradamente.

-Esto es tan asqueroso. –Dije para mí misma-. Mira Harry, yo… no soy quien tú crees, yo pienso que… deberías, no sé, darle una oportunidad a esta chica. –Apunté a mi madre quien levantó la mirada de su libro de física- Es linda ¿no?

-¿Quién es ella? –Preguntó haciendo una mueca.

- Charlotte Heck, estoy en todas tus clases Harry. –Ella volvió su mirada al libro sin darle mucha importancia.

-No te recuerdo. –Dijo volteando a verme. Yo estampé mi mano contra mi frente.

-Por supuesto que no, te aseguro que ni siquiera recuerdas el nombre de la profesora de la última clase, siempre te la pasas besuqueándote con Georgia cuando nadie los ve; el problema es: que todo el mundo los oye. –dijo Pau.

-¿Georgia? ¿Georgia Duncan? –Pregunté asombrada.

-La misma. –Afirmó Tía Pau.

-Oh no, será tu jefa mamá. –Miré a un punto muerto en la mesa.

-¿Qué? –Preguntaron todos.

-Nada, suelo balbucear idioteces, no me presten atención. –Les dije. Todos me miraron como si estuviera loca.

-Bien, yo ya me voy, adiós Sídney. –Papá estampó un beso en mi mejilla- llámame. Dijo en mi oído, rodé los ojos y él tiró un papelito en la mesa, lo tomé rápido y l,o guardé en mi bolsillo.

-¿Vas a llamarlo? –Preguntó mamá.

-No, tú sí. –Ella rió junto a Pau a carcajadas.

-¿Para qué? ¿Para darle clases de matemática? –Preguntó entre risas.

-No, escucha, estoy segura de que a él le gustas. –Ellas rieron más fuerte.

-¿Pero estás sorda? Él ni siquiera recuerda su nombre. –Dijo tía Pau.

-Eso dice él, estoy segura de que solo no quiere admitirlo. –afirmé mientras tomaba una coca-cola de en medio de la mesa y la abría con un sonido seco.

- Charlotte, yo no sé, esta chica es muy rara. –Murmuró Pau en el oído de mamá.

-Te escuché. –La acusé con un dedo.

-Lo siento. –Se disculpó volviendo a su comida.

-Sídney. –Oí es voz que había escuchado cuando me metí en todo esto.

-Ronda. –me levanté de la silla y giré sobre mis talones, efectivamente allí estaba.

-El director quiere verte linda. –Miré hacia los lados y me acerqué a ella.

-¿Eso es un código para hablar con Dios? –Susurré.

-Solo camina. –Haló mi brazo llevándome fuera de la cafetería.

La Historia De Mis Padres | H.S |Where stories live. Discover now