Capítulo 20

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Corrí por el pasillo detrás de papá. Sentía que estuvo ignorándome todo este tiempo. Ya era miércoles y yo estaba impaciente, dos días más y era viernes.

Cada vez me sentía peor, tenía que comer grandes cantidades de comida para sentirme un poco mejor, porque podía desvanecerme en cualquier momento.

Ronda había dicho que él tiempo se acababa y que mis padres estaban cada vez más separados. Y yo, cada vez más débil.

-¡Harry! –Al fin se volteó, enfrentándome como si estuviera enojado.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Acaso Charlotte te envió para humillarme más? –Gritó colérico. Fruncí el ceño.

-¿De qué estás hablando? –Pregunté.

-Estoy hablando de que Charlotte es una perra. –Abrí los ojos como plato y estampé mi mano derecha contra su cara.

-¿Cómo te atreves a hablar de ella de esa manera? –Pregunté indignada.

-Es lo que se merece, y tú, tú eres una perra, igual que ella. –Él siguió caminando. Me quedé helada. Mi propio padre me había llamado perra. Alguna vez me llamó cachorrita ¿Pero perra? ¿Qué estaba pasando? Mi padre jamás hablaría de ella de esa manera, por muy enojado que estuviera él no se expresaba de las mujeres así.

Me decidí a perseguirlo hasta que me dijera qué era lo que estaba pasando.

-¡Harry! –Grité, entró en el gimnasio.

-¿Qué es lo que quieres? –Preguntó enojado una vez que estábamos dentro. Me crucé de brazos.

-¿Por qué dices todas esas cosas de mí y de Charlotte? –Él se rio como si hubiera dicho algo muy gracioso.

-¿No has visto las fotos? –Preguntó. Negué con la cabeza. Se sacó algo del bolsillo y lo tiró en el piso, un sobre de manila. Lo recogí y lo abrí.

En el interior había fotos de una chica con la misma ropa que mamá había usado estos últimos días. Tenía el mismo porte y el mismo peinado, pero no podía creer que fuera ella, estaba besando a un chico que varias veces he visto por los pasillos, y luego en otra en un auto con un chico del equipo de futbol. Y otras fotos con diversos chicos.

-No me digas que crees esta mentira. –Tiré las fotos al piso.

-¿Y cómo no hacerlo? Es ella, yo pensé que era mejor que eso, mejor que una follada en el auto, mejor que unos besos y palabras sucias detrás de las gradas. Por lo visto… estaba equivocado. –Suspiró y se sentó en un banco, mirando al centro de la cancha.

-No creas esto Harry, esta no es ella, no lo es. –Pues su mano en mi hombro. Él me miró, estaba decepcionado, triste, furioso pero más que todo, parecía tener el corazón roto.

-Ella era especial, pensé que podía confiar en ella, pensé… -Su voz se quebró.

-Ella no es como Georgia… ¿Quién te mostró estas fotos? –Pregunté.

-Georgia y sus amigas. –Gruñí.

-Esas maldititas zorras… Harry, ¿Sabes que Georgia golpeó a Charlotte? –Él me miró sorprendido.

-¿Qué? –Se levantó.

-Le dejó un moretón. Lo ha estado cubriendo con maquillaje,

-Por Dios, ella está bien, ¿No fue grave? –Estaba más preocupado que yo, eso me demostró que le seguía importando aunque creyera que es una zorra.

-Está bien, ha ido desapareciendo, pero su autoestima no está bien, ella está deprimida, aunque me engaña diciendo que enfrentará a Georgia, pero no tiene las fuerzas suficientes y yo ya no sé qué hacer.

-Quiero ayudarla. –Dijo. Sonreí.

-Entonces ve. –Apremié. Apretó sus labios.

-¿Está en casa? –Preguntó.

-Sí. –Él caminó hacia la salida pero se giró antes de pasar por la puerta.

-Lamento haberte llamado perra. No lo eres, solo estaba enojado. –Asentí.

-Está bien, no podría enojarme contigo. –Él caminó hasta mí y me abrazó. Le devolví el abrazo, 

jamás había abrazado a mi padre, no de este modo y aunque no lo demostrara, siempre había querido hacerlo. 

La Historia De Mis Padres | H.S |Where stories live. Discover now