Capítulo 15

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Todo iba bien, el beso era seguro el más romántico de la vida de mis padres, y amaba ese beso, aunque no lo estuviera dando yo. Pero algo pasó.

Mamá puso una mano en su pecho y lo empujó hacia atrás.

-No Harry. –Dijo con pesar y algunas lágrimas que rodaban por sus mejillas.

-¿Por qué? –Preguntó serio- ¿Acaso no te gusto? –Alzó la voz- ¿Acaso quieres regresar con el violador? –Preguntó dolido.

-No. –Mamá tapó sus ojos con sus manos mientras las lágrimas salían.

-¿Por qué lloras? –Se acercó a ella- No llores, no me gusta que llores. –La abrazó.

-No quiero salir contigo ¿sí? –Lo alejó de manera agresiva- No quiero tus besos, no tus abrazos, ni tus ridículos halagos. No quiero volver a verte Harry, te odio.

Ella se levantó del piso y huyó de allí. Miré a Ronda a mi lado quien me miraba con tristeza, yo solté unas lágrimas y de pronto ocurrió; Ya no recordaba casi nada de mi infancia, los viajes a la casa de la abuela, las visitas esporádicas de papá, ya no estaban en mi memoria, es decir, sabía que había pasado pero la imagen en mi mente se había borrado, ya no quedaba casi nada.

-¿Cuándo es el baile? –Pregunté con la mirada ida.

-El viernes, tienes una semana para unir a tus padres, para que se den ese beso en el baile o desaparecerás de la faz de la tierra. Y tus padres tomarán caminos separados. –Mi corazón se volvió diminutos cuando oí esas palabras. ¿Caminos separados? Casi todo mi existencia tuvieron caminos separados, y eran infelices, cuando están juntos puedo sentir la alegría, la atracción, esas sonrisas disimuladas cuando se miran el uno al otro sin que se den cuenta.

Eso es amor, maldita sea, de ese amor nací yo, de ese amor estoy hecha y estoy cien por ciento segura de que ese amor existe, dondequiera que esté, sé que existe en esta y la otra realidad presente-futuro, sé que mi padre ama a mi madre por como la mira cada vez que ella se voltea, la desea todavía y lo sé. Y ella a él por cómo se preocupa cuando no aparece y no llama, sé que ella lo ama y la desea igual.

Salí corriendo de la sala en busca de mi padre y lo encontré en el mismo lugar donde lo había dejado mi padre.

-¿Qué pasó? –Él pasó su mano por sus rulos, su cara estaba roja de ira.

-Nada, nada pasó. –Dijo secó y se levantó. Salió de allí con calma, como si nada hubiera pasado.

-¡Harry! –Lo perseguí. Él se detuvo en seco y se giró a verme, sus ojos verdes ahora eran oscuros, el más oscuro verde que he visto, estaba furioso.

-¡Déjame en paz! No quiero verte a ti tampoco… me recuerdas a ella. –Solo dijo eso y se fue. Yo me quedé allí, sintiéndome derrotada. Había fracasado hasta intentando salvar mi propia existencia, y ni siquiera mi padre quería verme.

Bajé cabizbaja en busca de mamá, la música era fuerte pero a mí no me afectaba, solo podía oír en mi cabeza a mi mamá diciéndole a papá que lo odiaba.

Llegué a la barra donde se encontraba Liam susurrándole cosas al oído a Pau y Niall se encontraba solo, lo que era raro.

-¿Han visto a Charlotte? –Pregunté. Todos me apuntaron al sofá del fondo, ella se encontraba abrazando sus rodillas sobre este, no se veía triste, ni cansada, solo estaba allí, inexpresiva, mirando a un punto muerto. Me acerqué y me senté a su lado.

-Hola. –Dije. Ella me miró con una sonrisa como si no hubiera pasado nada- ¿Qué tal la fiesta? –Ella miró a la pista.

-Todo bien. –Sus palabras sonaron como una gran mentira pero me quedé con ella por el simple hecho de que ella no sabe quién soy.

Entre la multitud que se aglomeraba en la pista estaba papá, mi ira aumentó al ver con quien bailaba. No puedo creer que se puso furioso porque mamá salió huyendo y tan rápido lo olvidó y vino a meterle mano a una morena de piernas largas. De pronto, alguien se sentó al lado de mamá.

-¿Lo ves Charlotte? Te dije que Harry siempre ha sido y siempre será el mismo. Tranquila nena, eres una víctima igual que yo. –Dijo Georgia poniendo una mano en el hombro de mamá. Esta la miró y salió corriendo de allí sin darme tiempo de seguirla, se perdió entre la gente, no la veía. Me giré hasta Georgia y la miré con desprecio.

-¡Eres una zorra! ¡Maldita zorra-destruye-vidas! –Le grité con todas mis fuerzas. Ella y sus estúpidas amigas solo se rieron de mí y se fueron haciendo comentarios ofensivos. Yo me metí entre el tumulto de gente que bailaba en el centro de la pista y logré ver a mamá, saliendo por la puerta principal ¡con Kellerman! ¡Oh no! No, no, no, no. Esto es malo, muy malo ¿Es que acaso es sorda?

Corrí a donde estaba mi padre y aparté a la zorra que bailaba con él de los pelos.

-¿Qué te pasa? –Me gritó, ya estaba medio borracho.

-¡Charlotte! ¡Se fue con Kellerman! –Se mostraba sorprendido y a la vez preocupado pero más que todo; furioso.

-¿Qué ella qué? –Gritó. Corriendo se dirigió a la puerta y salió disparado hacia su auto. –Llama a la policía. –Me lanzó su celular.

-Espera, tengo que ir contigo. –dije abriendo la puerta del copiloto.

-No, puede ser peligroso. –Me gritó. Me metí en el auto y cerré la puerta de un golpe.

-¡No me importa! Es… es mi amiga la que está en peligro. –salvé rápido. Él arrancó el auto y pisó el pedal a fondo. Yo no sabía quién estaba más preocupado, si él o yo.

La Historia De Mis Padres | H.S |Where stories live. Discover now