Capítulo cinco. [Llegando a Grecia]

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En ese momento no podía estar más feliz, estaba emocionada junto con Samanta. Este viaje debía ser lo mejor que hayamos hecho en nuestras vidas.

Estaba observando por la ventanilla del avión, habían pasado al menos una media hora, si no es que una hora, sinceramente no había revisado el celular. Giré mi cabeza y ahí estaba Samanta semi acostada con los ojos cerrados y no estaba segura de que estuviera dormida o sólo descansando la vista.

—Psst. —Moví un poco su brazo derecho que se encontraba reposando en su estómago.

Y lo único que oí fue un quejido. Y en efecto, estaba dormida. Y no la iba a molestar.

Tomé mi celular, lo encendí para cambiarle a la canción, y comencé a tomarme fotos, algunas salían horribles por mi aspecto en ese momento, así que las borraba.

Al momento de tomar una foto donde salía sonriendo y de fondo una Samanta con la boca abierta, un mensaje llegó a mi móvil.

Y me tensé.

Abrí con mucho miedo el mensaje, pues no había visto de quién era, entonces al abrirlo pude ver el nombre de Claudia junto con el mensaje, y sólo suspiré aliviada.

''Señorita Esmeralda, lamento no haber podido leer su mensaje, me dirigí hacia su departamento y apenas lo leí, en este momento estoy cerrando su departamento perfectamente, y no se preocupe, ya sabe que puede contar conmigo, lindo viaje''

Y sonreí, porque tenía a la mejor cocinera del mundo, era como tener a una mamá que me guardara el secreto, que pudiera tener la confianza de contarle todo... pero no la tenía.

Cerré mis ojos, ni siquiera le había respondido a Claudia, después lo haría.

Y un sueño profundo cayó en mí.

Akraam P.O.V

Acomodé mi keffiyeh color rojo en mi cabeza, mientras observaba la cara del sujeto en frente de mí, quería negociar pero no estaba sonando muy convincente.

—Y por eso debería trabajar conmigo, esto es muy confiable. —Dijo el chico rubio con apariencia de británico.

—Soy inversionista en bienes raíces, lo que tú me ofreces no tiene nada qué ver con lo que trabajo, ¿quién te dejó pasar? —Dije irritado mientras mis dos dedos de la mano derecha acariciaba mi sien.

El chico enmudeció y le pedí amablemente con la mano que se retirara, no quería sonar grosero pero hoy había sido un día de locos, aparte que yo me merecía unas buenas vacaciones. Y estaba dispuesto a tomarlas. No más trabajo.

Me encontraba en Grecia por motivos de búsqueda de un buen negociante para esto de bienes raíces, era un lío. Pero más que nada vine para divertirme con mis amigos y conocer gente.

—Señor, ¿todo está bien? —Preguntó mi asistente, era una mujer atractiva a la cual había contratado, era castaña y de buen cuerpo.

—Todo está bien, Lía. Te puedes retirar. —Le obsequié una sonrisa media y me levanté de mi asiento para acomodarme bien la vestimenta y ver como se marchaba Lía, una de mis asistentes que venía desde Estados Unidos para ayudarme con la traducción de documentos importantes.

Me dirigí hacia la puerta y salí por esta, pudiendo observar a toda la gente que se encontraba trabajando, secretarias y otra gente que quería negociar. Necesitaba un respiro, así que sin decir nada, tomé el elevador y en menos de diez minutos me encontraba dentro de mi Pagani Huayra color negro, un auto costoso que había adquirido hace apenas una semana.

Amor árabe©Where stories live. Discover now