PARAPLUIE ROUGE ― M. YOONGI

jour 30

― ¡Bienvenido!

Yein sacó su cabeza de detrás del mostrador, tratando de actuar como si no estuviese haciendo una prueba de historia gigante.

Estaba un poco molesta. ¿Quién iba por bubble tea a las diez de la noche?

Se tragó rápidamente sus palabras cuando aquel extraño resultó ser no tan extraño después de todo. Una vez más, estaba vestido de negro. Llevaba puesto un cubre bocas, pero ella sabía de quién se trataba.

― ¡Oye! ―exclamó de repente, sin aliento―. Tú eres el chico del paraguas.

Él le dio una mirada interrogativa antes de que el reconocimiento inundara sus rasgos.

—Ah, eres Rojo.

Yein arrugó la nariz ante la mención del horrible color.

―De todas formas ―cambió de tema ―, ¿en qué puedo ayudarte?

Él pidió perezosamente su orden antes de situarse en una silla mientras la veía preparar su bebida.

— ¿Por qué trabajas tan tarde?

La castaña se encogió de hombros.

—Es menos ajetreado. Me da más tiempo para estudiar, mientras me pagan por ello.

—Suena peligroso —señaló.

Yein rodó los ojos y respondió sarcásticamente: —Lo que usted diga, caballero de armadura brillante.

—Déjame llevarte a casa.

Metió una pajita en su taza antes de colocarla suavemente en el mostrador, mirándolo con confusión y ligera diversión.

— ¿Por qué? —preguntó mientras se acercaba para entregarle su bebida.

— ¿No puedo ser una buena persona? —alzó una ceja—. Además, te debo un favor, Rojo.

— ¡No me llames así! —trató de parecer seria, pero no pudo luchar contra su sonrisa—. Ya te he dicho mi nombre antes, a diferencia de ti.

—Te diré mi nombre si me dejas llevarte a casa.

—Trato hecho.