PARAPLUIE ROUGE ― M. YOONGI

jour 120

— ¡Ya no puedo seguir con esto! —se pasó una mano por el cabello, y con la otra frotó sus sienes—. ¡No puedo seguir viendo como te matas lentamente gracias a esto!

—Esta es mi carrera, Yein. ¿Por qué no puedes simplemente comprenderlo? —él respondió, en un volumen de voz mucho más bajo.

—Lo entiendo, Yoongi. Me encanta que seas tan apasionado por tu trabajo, pero esto ya no es una pasión. Es obsesión. Piensa en la última vez que tuviste una comida apropiada. Piensa en la última vez que viniste a casa antes de las tres de la mañana. Piensa en la última vez en que me dirigiste más de cuatro palabras antes de irte a dormir por lo que resta del día, para luego despertar y volver a repetir el proceso. Estás trabajando excesivamente y tu salud y mentalidad lo están demostrando —dijo, cansada de gritar, cansada de discutir, cansada de ser ignorada, cansada de...

Esto.

Cuando miró a Yoongi, no vio al hombre que le sonreiría, le diría algo rudo con la mirada más gentil de mundo en su rostro, y luego despeinaría su cabello. No vio al chico que conoció en la estación de autobuses, el de las lindas gotas de lluvia en sus ojos, quien le llamó Rojo aún cuando ella le había dicho su nombre.

Cuando miró a este Yoongi, se sentía muy cansada.

—Tan solo... Paremos, ¿si? —susurró ella—. Paremos, estoy harta.

Él esperó mucho tiempo antes de decir algo, cada momento de silencio aplastando su esperanza de que lo inevitable no ocurriera.

—Yo también.