Capitulo 25

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Las enfermeras entraron en la habitación corriendo y rodearon a Arion, queriendo ayudarle.

No.

El que debe ayudarle soy yo.

Pero... ¿Por qué mi cuerpo no se mueve? ¿Por qué no puedo parar de llorar con el rostro paralizado?

-Hey...- una enfermera de cabellos castaños recogidos en una coleta y de ojos de igual color se acercó a mí. Era poco más alta que yo- ¿Estás bien?

¿¡Tenía pinta de estar bien!?

No respondí, no podía.

Vuelve, vuelve Arion.

~*~

-Te mandé otra carta a Alemania hace un par de días informándote del nuevo estado de Arion... Pero se ve que no llegó antes de que tú volvieses- Silvia me miraba con los ojos acuosos y una sonrisa triste en su rostro- Te recuerda, Víctor... Pero ese recuerdo está muy difuminado... Tienes que ir paulatinamente, es muy peligroso el estado en el que se encuentra- solo asentí, mirando el oscuro líquido de aquella lata de Coca-Cola a través del  agujero. Suspiré sin percatarme- Confío es ti, Víctor. Arion confía en ti, así que yo también. Sé que puedes hacer que el verdadero Arion vuelva, que no te olvide.

"No te olvide".

Esas palabras resonaron en mi cabeza.

"No me olvides". Había dicho él aquel día.

"No me olvides". Había dicho yo aquel día.

Prometimos no olvidarnos nunca. Arion no se podía haber olvidado de aquella promesa, de aquellas lágrimas. El verdadero Arion aún estaba vivo, podía sentirlo.

-Arion volverá- dije, no demasiado alto, sin mirar a la mujer. Mi vista seguía fija en la Coca-Cola- Estoy seguro. Me encargaré personalmente de que eso ocurra.

-Sé que lo harás, Víctor.

Saqué el teléfono y busqué el número de mi hermano para mandarle un mensaje.

Necesitaré más tiempo, Vlad... Ha ocurrido algo, puede que hoy no te dé tiempo a ver a Arion.

Tras unos segundos, recibí la respuesta de mi hermano.

Está bien hermanito, ya me contarás qué ha ocurrido.

Al parecer entendía que no era nada bueno, lo sé porque él siempre manda emoticonos en cada mensaje, y si no lo pone, es que es algo preocupante. Sin duda, mi hermano me conocía demasiado bien, y yo a él

~*~

Otra vez delante de esa puerta. Mis piernas temblaban, al igual que mis labios. Mis manos tomaron forma de puños. Respiré hondo, debía que ser valiente, debía ayudarle, debía hacerlo.

Abrí la puerta lentamente, Arion estaba en la misma posición que cuando lo vi en esta habitación por primera vez, hace ya más de media hora.

No iba a llamarle por su nombre, no iba a decirle quién era yo. Eso solo nos llevaría a la situación anterior. Ahora solo iba a decir una oración, una oración que espero que me ayude a continuar.

-No me olvides- dije en alto, con la voz firme, sin temblar, sin nervios. Mi voz aparentaba todo lo contrario a lo que sentía.

Arion abrió mucho los ojos y me y miró. No había horror. No había temor.

-Yo no te he olvidado- continué- Te prometí que no lo haría.

Sus ojos empezaron a humedecerse, un brillo se formó en ellos.

-Tu voz...

Me acerqué un poco a él, muy despacio, por nada del mundo quería que se volviese a romper. Era como una figura valiosa de cristal, que con tan solo un poco de viento, podía desequilibrarse y caerse al frío y duro suelo, haciendo esa hermosa y valiosa figura añicos.

-¿Recuerdas nuestra promesa?- el castaño no respondió. Me acerqué un poco más, quedando a su lado- ¿Me recuerdas?

-Recordar...- susurró, y miró a las blancas baldosas.

-¿Recuerdas que te pedí que cada vez que pensases en mí sonrieses? No me has hecho caso, Arion...- me senté con él en la cama- Durante todo este tiempo, cada vez que pensaba en ti, se me escapaba una sonrisa tonta. Recuerda, Arion... Lucha contra la locura. Recuerda por todas las aventuras que hemos pasado, todo los partidos, todos los aliados que hemos conseguido- lo atraje hacia mi pecho y empecé a acariciarle la cabeza- Eres frágil. Ahora eres frágil, pero volverás a recuperar tu fortaleza. Yo estaré contigo, estaré contigo hasta que vuelvas a la normalidad. No permitiré que caigas en el abismo. Recobra tu sonrisa, tu brillo, tu entusiasmo, tu alegría... Vuelve a ser el que eras, por favor. No soportaría perderte, no soportaría no poder volver a ver a ese chico castaño, que me tiene loco, ser feliz. Es mi culpa. Todo es mi culpa. Siempre daño todo lo que amo... Perdóname por ello, Arion... Perdóname por amarte.

-V-Víctor- dejé de acariciarle la cabeza, me quedé en shock- Víctor, no es tu culpa.

Él... Había hablado, había recordado mi nombre.

-La culpa es mía por ser tan débil, por...

No terminó la frase. No le dejé. Mejor dicho, mis labios, tan impulsivos como el dueño, lo le dejaron.

No me olvides {KyoTen}.Where stories live. Discover now