Son una nueva generación de magos,las cartas mandadas por lechuzas y los mensajes a través de patronus han llegado a su fin.
Hace diecinueve años que Voldemort fue derrotado y esta nueva generación tiene muchas cosas que contar y experimentar.¿Es...
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Si llego a saber que esto era tan difícil, jamás me hubiera planteado hacerlo.Ian y yo estábamos sentados en el sofá de nuestro pequeño apartamento, era casi la una de la tarde.
Llevé la cerveza a mi boca y volví a centrar mi mirada en el anillo de oro con la piedra rosa que descansaba en la cajita de terciopelo negro sobre la mesa.
—¿Por qué es tan complicado?—me quejé, Ian me miró con una ceja alzada.
—Tú lo haces complicado—dijo—Es solo hacerle una pregunta, tampoco es que vaya a decir que no.
—Eso no lo sabemos, ¿y si no le parece lo suficiente romántico?—bufé, Ian intentó esconder una risa—Si tan fácil te parece, ¿como lo harías tú?
—No es justo, a mi Vicky seguro que me dice que no—se burló
—Imagina que se lo quieres pedir a Lucille.
Sus mejillas se tiñeron un poco de rojo y una sonrisa se extendió por sus labios.Centró su mirada en el anillo, parecía concentrado.Llevó su cerveza a su boca y sonrió.
—No quieres saber cómo lo haría yo—dijo, su mirada se centró en mi, suspiré.
—Desde luego que no quiero.
Nos quedamos en silencio de nuevo, cada uno sumido en sus pensamientos.
—¿Y que pasa con el típico llevarla a cenar y proponérselo durante el postre?—preguntó Ian
—Que poco romántico eres, de verdad.
—¿Quien es poco romántico?—preguntó Lucille mientras entraba al salón.
Tenía el pelo algo revuelto y una manta, supuse que la de la cama de Ian, enrollada a su alrededor.Anoche había salido con unas amigas y no sé cómo, se había venido a nuestro piso en vez de a su casa, sospechaba que Ian tenía que ver con eso.
–Tu novio—murmuré, se dejó caer en el sillón individual.
—Oh, eso—dijo, miró a Ian y le sacó la lengua—Claro, ¿quien más podría ser?
—Pues bien que anoche no te quejabas de que fuera poco romántico—dijo Ian antes de beber otro sorbo de su cerveza.
Lucille se sonrojó y desvió la mirada hacia la mesa, sus ojos se abrieron como platos.
