—¿Vas a decirnos cómo es que vamos a salir o piensas seguir guardando el misterio?
Estamos caminando los cinco juntos por un pasillo del Gremio que está muy vacío. Estaríamos completamente en la penumbra si no fuera por las antorchas que cuelgan de las paredes.
Fénix va adelante, liderando al grupo, tan callado y concentrado que por un momento pienso que no va a responderle a Ashley.
—En vez de perder el tiempo hablando prefiero que lleguemos rápido —contesta al cabo—. No falta mucho.
Doblamos una esquina. Después de un tiempo dirigiéndonos hacia la parte trasera de la academia, bajamos una escalera y salimos al patio.
Es el mismo patio donde nos formaron con los demás novatos. En cuanto me percato de ello, mi mirada vuela hacia la puerta que da al sótano. Me quedo observando; aún puedo imaginarme el pequeño pasillo oscuro entre las celdas. Se me escapa una exhalación, y por un segundo me pongo a pensar si mi celda seguirá congelada.
«No, ya no debe estarlo», pienso. Y si siguiera así, algunos ignisios ya se hubiera encargado de ello... Y es seguro que Kendrick ya lo sepa, a pesar del intento de Danna de hablar con él. A estas alturas sé que es casi imposible ocultarle al líder hechos que pasan dentro de su propia academia. Tan sólo espero que Danna haya podido hacerle creer que mi pequeño incidente en la celda no fue tan grave.
—No mires eso.
Me volteo, volviendo a la realidad, y me encuentro con Fénix mirándome fijamente. Luego echa un vistazo hacia la puerta del sótano.
—Te conozco, sé que te estás torturando tú sola en esa cabecita.
—Sólo estaba... echando un vistazo —aseguro.
Él no responde, aunque sé que quiere hacerlo.
Nos alejamos más del edificio y seguimos a Fénix, quien se acerca al muro que rodea el Gremio. No entiendo bien a dónde quiere llegar mientras sólo nos disponemos a caminar junto a la larga pared. Seguimos el trayecto del muro hasta que el camino se vuelve muy estrecho, casi chocando paredes con el edificio del Gremio. Nos ponemos en fila cuando ya no cabemos unos junto a los otros.
A mi derecha, la pared de ladrillos de la academia me raspa un poco el hombro, por lo que debo avanzar con el cuerpo de costado. A mi izquierda, el muro que rodea el Gremio comienza a llenarse de enredaderas. Me doy cuenta de que probablemente sean las únicas plantas que hay dentro de este lugar, además de que este pequeño sendero tiene varios yuyos y hierbas malas. Las enredaderas empiezan siendo pocas, pero a lo largo del trayecto nos encontramos con otras tan grandes y espesas que llegan a cubrir casi toda la altura del muro.
Parece que Jota ya no cabe entre ambas paredes.
—¡Esperen! —exclama, no tan alto. Cuando giramos la cabeza para verlo, nos damos cuenta de que le está costando pasar por un tramo donde hay muchos ladrillos salientes por un lado, y una enredadera muy espesa del otro.
—Te pasa por no bajar kilos —comenta Ash, sin perder la oportunidad de molestarlo.
Me permito reír un poco. Jota no es para nada gordo, pero es gigante.
Él hace un último esfuerzo y logra pasar aguantando el aire, estirándose lo que más puede y haciendo fuerza hacia adelante.
—¿Qué diablos hay por aquí, Elmend? —pregunta Marshall.
Fénix no contesta, porque se detiene en cierto punto del camino y alza los ojos hacia el muro. Palpa las enredaderas con las manos y yo me pregunto lo mismo que Marshall. ¿Acaso quiere trepar por ahí?
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Hawa: Debemos salir a flote | #2 |
FantasyCOMPLETA - PRONTO EN LIBRERÍAS. Tras los intensos acontecimientos que han ocurrido últimamente, Audrey recibe la noticia de que deberá asistir al Gremio de los Ignisios para aprender a controlarse y a dominar sus inestables poderes... aunque quizás...