Capítulo 10.

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-Señorita Thompson...

Un hombre, sé que es un hombre por su voz pero casi no logro verle el rostro. Sólo sé que es alto y corpulento.

-¿Quién es usted? ¿Y qué hace en mi casa?- le digo presa del pánico casi gritando.

-Necesito que me acompañe...

-¡¿Está loco o qué?!

-Tiene que acompañarme para saberlo.

-¿Saber qué?

-...

No pude ver exactamente en qué momento, yo ya estaba siendo amarrada de manos dentro de una camioneta demasiado conocida, la había visto hace unas horas y en éste mismo instante, estoy dentro de ella en medio de dos gorilas, con un sujeto que podría ser atleta por su imponente altura y cuerpo.

Lo observo directamente a los ojos, sí el puede hacerlo, yo también. Su mirada es penetrante e inexpresiva, sus ojos son verde por lo que logro ver en la oscuridad de la camioneta.

El sujeto toma una copa de un costado, me mira y dice:

-¿Deseas algo para tomar? ¿Una soda? ¿Algo?

-¿Deseo saber exactamente qué es lo que hago yo aquí?

Me da una sonrisa torcida, arrogante, estúpida.

-¿No te gustan los rodeos, eh? Soy Jeffrey O'Connor.

-No estoy bromeando señor, dígame qué hago yo aquí o-

-¿O qué?- me pregunta triunfante. Bajo la vista hacia mis manos, están demasiado apretadas con las esposas, lo miro de nuevo y le digo:

-¿Acaso no sabe quién soy? ¿No sabe quién es mi papá? ¿Mi abuelo? No le conviene que se enteren que-

-Sé exactamente quién eres- me corta de nuevo- Por eso mismo, te he contactado, para hablar de negocios.

-¿Me contactó? Más bien, me secuestró pero ¿Se volvió loco o qué?

El chófer se detiene de repente, apaga el auto y dice:

-Me parece que hay que taparle la cabeza para entrar, señor.

-Ya lo escuchaste- dice Jeff- Jhonny, cúbrela de la cabeza.

-¡Espera! ¡No te atrevas a-¡- le grito pero ya es tarde.

El hombre a mi derecha saca una bolsa de tela oscura y la coloca sobre mi cabeza. Sin ver nada, siento como los dos sujetos me toman cada brazo, abren la puerta del auto y comenzamos a bajar.

Sin ver nada, sin saber dónde estoy, más que miedo, tengo mucha rabia contra el tal Jeff por involucrar a todos. Camino torpemente, parece que el piso es de concreto, luego subimos unas cuantas gradas hasta que escucho una puerta de hierro abrirse.

Los dos hombres me conducen hacia adelante, luego me obligan a sentarme de un solo golpe en un banco muy frío. No se escucha ninguna voz, sólo pasos por aquí y por allá. Es muy difícil no ver nada, no logro ubicarme, todo es confuso.

Alguien saca la bolsa de mi cabeza bruscamente. La luz me molesta los ojos por lo que los cierro de inmediato. Cuando logro acostumbrarme, veo que alrededor sólo hay una mesa frente a mí, una puerta vieja al fondo y nada más.

Jeff está sentado frente a mí, detrás de él hay un hombre que no conozco, no es ninguno de los que venían en el coche. Lo miro a los ojos muy seria, luego comienza:

-No es necesario que conozcas nuestra ubicación ¿sabes?

-No es necesario que yo esté aquí, soy un civil de alguna manera importante. Será mejor que me dejen ir de aquí antes que alguien se de cuenta que no estoy en mi casa.

Sólo una vez más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora