8. Confía en el enemigo

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Después de lo que pareció un breve periodo de calma, descanso y tranquilidad, todas volvimos a nuestros quehaceres. Raven había arreglado la radio e instalado un monitor para poder hablar cara a cara con nuestras personas más queridas en el Arca. Cuando todos acabaron con eso, Clarke y yo nos sentamos para hablar con el canciller y los demás miembros del consejo. Para ella eso no era nada, acostumbrada a haber vivido bajo la compañía y los halagos del canciller, viéndolo como a un igual, pero para alguien que simplemente había sido una ciudadana en el Arca, estar en lo que era la mesa de reuniones era algo grande, bastante importante, teniendo en cuenta que tu opinión ahora era escuchada.

—Nos moriremos de frío antes que de hambre —aseguró Clarke, haciéndome volver a la conversación. Durante un rato nos habían hecho preguntas sobre la Tierra y sus problemas, aunque todavía no había salido del tema de los terrestres— Las condiciones climáticas a veces son extremas, como la tormenta de anoche.

Tragué saliva con fuerza, sintiéndome fuera de contexto. La mayoría de las veces Clarke era la única que participaba en la conversación, y me comenzaba a sentir incómoda.

—De acuerdo a las coordenadas hay un refugio con suministros cerca del lugar donde aterrizasteis —apuntó Kane, señalándonos en un ordenador un plano de la Tierra que nos indicaba qué camino seguir para llegar al refugio.

—¿Es seguro? —preguntó Clarke con recelo.

—Fue construido con el propósito de sobrevivir a una hecatombe nuclear, debería estar en buenas condiciones.

—Bien —suspiré, participando finalmente en la conversación, con ganas de terminarla y poder irnos— Podríamos echarle un vistazo.

Ambos asintieron y Jaha pidió un momento a solas con Clarke. Al principio ella se rehusó a que me marchara, sabiendo que probablemente le diera un discurso sobre su madre, así que le di un suave apretón en el hombro y me despedí, antes de salir de la tienda para buscar al siguiente que podría entrar a hablar con el Arca.

—Dax, te toca —anuncié, acercándome con una sonrisa amable a la mesa de los encargados de preparar la carne— Clarke acabará en seguida.

Él me miró fijamente durante un momento y siguió con su trabajo, arrancándole la piel a un animal sin quitarme los ojos de encima. Disimuladamente, miré hacia otro lado, algo asqueada al ver el proceso que seguían para preparar la carne. Sus compañeros soltaron una risita al verme y Dax pasó por mi lado, guiñándome un ojo y acercándose todo lo posible a mí. Fruncí el ceño descaradamente, mirándolo mientras se alejaba hacia la tienda donde estaba la radio, y me fui con paso ligero hacia donde estaban Monty y Jasper, pelando unos frutos secos.

—¿Qué le pasa a Dax? —inquirí extrañada, poniéndome entre ellos.

—Lo que a todos —comentó Jasper, soltando una risa mientras se comía una nuez, y Monty le pegó un manotazo. Los miré extrañada y los señalé con el dedo índice, acusándolos de bromear a mi costa— Está coladito por ti.

Jasper se rió de nuevo y cogió otra nuez, esta vez lanzándola al aire para comérsela. Abrí los ojos sorprendida y negué con la cabeza, no pudiéndome creer que eso fuera verdad; seguro que estaba exagerando, como siempre que me tomaba el pelo. Me reí por lo bajo, ignorando su comentario bromista, y cogí un cacahuete de una caja.

—Mierda, están buenísimos —dije después de comérmelo y comencé a pelar más, no con la intención de ayudarlos a clasificar la comida sino para poder comer más.

Les ayudé a pelar cacahuetes, cogiendo uno de vez en cuando, entendiendo por qué ellos siempre elegían este trabajo de entre todos los demás.

—¿Qué creéis que pasará con el terrestre? —preguntó Jasper, preocupado; su expresión cambió radicalmente y me miró— ¿Vendrán a por él?

Run » Bellamy Blake (the100)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant