13. Somos terrestres pt2

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Tomé una fuerte respiración y apreté el cuchillo al rojo vivo en el estómago de Raven, que comenzó a gritar, desgarrándose de dolor por dentro. Finn le cogía la mano, y ésta la apretaba con fuerza mientras yo volvía a pasar el cuchillo por su herida en un intento de curarla lo más rápido posible y no perderla en el intento. Mientras tanto, fuera parecía que se estuviera desatando el caos ante la intranquilidad que provocaba la llegada inminente de los terrestres.

—¿Por qué Murphy tenía un arma? —preguntó Finn, con rabia.

Soltó la mano de Raven y comenzó a pasearse por la nave, cogiéndose el pelo en un intento por mantenerse distraído y evitar salir corriendo en su busca. Raven levantó la cabeza, haciendo un gran esfuerzo por estirar el cuello, y lo buscó por toda la nave para que siguiera apretando su mano.

—Suerte que me dio a mí y no al combustible —susurró, con la voz ronca, y en seguida se pasó la lengua por sus labios secos, desistiendo y dejando caer la cabeza mientras cerraba los ojos ante la molestia.

Sacudí la cabeza con rapidez y puse mi atención en ella, dejando demasiado tiempo el cuchillo sobre la herida y causando que gruñera de rabia. Se levantó con fuerza de la mesa y me dio una mirada asesina, que no cesó hasta que me disculpé. Dejó caer sus codos con suavidad y volvió a tumbarse.

—¿Hay combustible? —pregunté, soltando el cuchillo, y me recogí un mechón de pelo que se me había escapado de la oreja— ¿Suficiente como para hacer una bomba?

La miré con los ojos abiertos por la sorpresa, sintiendo que esa noticia era demasiado buena y podía resolvernos un gran problema.

—Cientos de ellas —levanté las cejas y sonreí, aliviada ante sus palabras, pero en seguida negó, sonriendo tiernamente al ver mi entusiasmo— Si nos quedara pólvora.

Suspiré y sentí el peso de mi cuerpo caer sobre mis hombros ante la decepción. Fruncí el ceño y miré mis dedos, enfadándome conmigo misma por haberme permitido sentirme esperanzada por un momento.

—¿Y los carroñeros? —preguntó Bellamy.

Finn y Clarke nos habían contado sobre las personas que habitaban los túneles que conectaban nuestro campamento con el de los terrestres y que, por alguna extraña razón, los tenían atemorizados. No podía imaginar qué clase de criatura conseguiría ese efecto en seres tan despiadados como algunos terrestres, pero sin duda tenían que ser otro grave problema al que no estábamos preparados para enfrentarnos.

—El enemigo del enemigo es nuestro aliado —musité, encogiéndome de hombros con inocencia, y Bellamy me miró con una sonrisa orgullosa.

Le correspondí, sabiendo que habíamos tenido la misma idea, y apreté los labios para no demostrarlo demasiado o podría acostumbrarse a ello.

—No este enemigo —negó Clarke rotundamente y recordé la manera en la que me contó cómo desgarraban la piel de personas vivas que les llegaban en vagones de tren para alimentarse de ellas— Créeme, los terrestres tienen suficientes motivos como para temerles, y nosotros también.

Le di un rápido vistazo a Bellamy y suspiré levemente, sabiendo que ella tenía razón, pero sintiéndome apenada de haber descartado otra estrategia más que podría ayudarnos a ganar.

—Estamos perdiendo tiempo —dijo Finn y apretó la mandíbula— ¿Puede caminar?

Finn me miró directamente, se le notaba nervioso y enfurecido. Me mordí la esquina del labio, apenada de ser yo quien le dijera que era imposible si quería llegar viva al día de mañana.

Raven ignoró mi gesto y me contradijo, intentando levantarse de la cama con todo su orgullo y soberbia. Lo intentó varias veces y solo volvió a tumbarse cuando Clarke y Bellamy pusieron sus manos en sus hombros y la devolvieron al sitio. Podía entender su desesperación en un momento como ese, pero si no seguía mis indicaciones terminaría muerta antes de lo previsto.

Run » Bellamy Blake (the100)Where stories live. Discover now