Capítulo 1: Leon

132 8 0
                                    

Leon pov

-Ring, ring, ring, ring...-Ese ruido resonaba en mi oído desde hacía varios segundos; era molesto; muy molesto. Llevé mi mano hasta la mesilla que se situaba a mi lado, un poco incomodado por el abrazo de alguien que ocupaba el otro lugar de la cama. Cogí el móvil y miré su pantalla: "Mamá". En cuanto leí ese nombre sin pensarlo colgué; no tenía interés alguno en contestar aquella llamada.

Me sentía horrible; ese dolor de cabeza me impedía pensar con claridad; mi vista estaba todavía un poco nublada.-Puto vodka...-murmuré apenas audiblemente apartando el cabello rosa fucsia que cubría molestamente mi cara. Dirigí la mirada hacia mi izquierda, donde había una hermosa figura femenina, con unas tremendas te-...digo, abrazada a mi.

-Pero que puto amo que soy- Suspiré con una sonrisa, me dispuse a levantar ligeramente las sábanas que cubrían a la chica; apreciando bien los detalles.

Volví a suspirar mordiendo mi labio inferior debido a mis pensamientos de aquel momento. La volví a cubrir y me levanté vistiéndome como pude, revisando si tenía todas mis pertenencias. Seguido me acerqué al baño para lavarme la cara; apreciando mi rostro reflejado en el espejo. Tenía un aspecto horrible... Pero seguía viéndome handsome. Mis ojos azules; ahora eran gran parte rojos; por culpa del desfase con los porros de la noche anterior. Y encima de mi tatuaje con forma de cruz en mi mejilla derecha; todavía quedaban marcas de la almohada; ya que había sido obligado a dormir en la misma posición toda la noche. Entré otra vez en la habitación y pude localizar un bloc junto con unos bolígrafos encima. Me acerqué y decidí escribir mi numero por si las moscas, seguido con una pequeña frase de mi estilo: "Háblame cuando quieras de lo bueno XOXO. Pdt: no se tu nombre, pero ¿a quién le importa? Soy awesome, besis."

Le dejé diez euros de "propina" y me largue de aquella casa para así coger el autobús que me llevaría hasta el odioso campus. Ya esperando en la parada, empezó a sonar el móvil de nuevo; mi madre, otra vez. Volví a colgar y pase mis manos por mi cabeza, seguido cogí un botecito lleno de antidepresivos, me llevé un par a la boca. Cerré los ojos. Escuché el sonido del autobús parando enfrente mía, me subí en él y disfruté del largo trayecto con los auriculares puestos observando las calles.

Llegué a mi destino, caminé con las manos en los bolsillos por la entrada, captando la mirada de todos: iba despreocupado,sin darle importancia a la mirada de los novios enojados de las señoritas que estaban atentas a mí. Decidí pararme y mirar a todas las chicas nuevas que andaban perdidas por ahí, haciendo amistades o simplemente informándose de actividades para clubes o extracurriculares.

-Pinta, pinta, Gorgorita, dónde vas tú tan...- Me fijé bien en una de las chicas nuevas- ¡Buenorra!- grité señalándola. Me llamó la atención su pelo, ya que era mitad negro y mitad blanco. Llevaba una camisa de cuadros medio desabrochada, se podía medio apreciar sus... Ojos marrones, emmm... Sí, ojos marrones. Empecé a correr detrás de ella; pero la multitud no me dejo seguir avanzando ya que unas chicas bonitas me distrajeron.

-Que raro que todavía no te hayas ido, tu récord personal de tiempo pisando el insti cabrón.- Escuché trás de mi. Esa voz era familiar, noté una mano sobre mi hombro, giré la cabeza para poder observar a Mark, mi buen mejor amigo.

Alrededor de uno ochenta y tres, un jodido edificio, ojos absurdamente verdes,ahí blanquito con pecas y un pelo irritantemente rojo, con mechas naranjas y amarillas al final de sus mechones, en su nuca, se podía apreciar una trenza pelirroja gracias a su pereza por cortarse todo el pelo, lol.

-Coño, lo mismo digo rotulador con patas. A ver si te quitas ya ese color de pelo; que no te favorece; te hace ver aún más sumisa; anda que rojo y naranja...- Alcé una ceja divertido.

-¿Sumisa? Sabes que en esta relación tu eres el pasivo guapo y lo mismo te digo de ese rosa asqueroso- reímos ambos.

- ¿Yo? ¿Pasivo? Que chispa eh, que ni un mechero, capullo- Sonreí. - Jodido racista de colores...-

-Más quisieras, si fuese racista de colores hubiese elegido a conciencia las chicas que nos esperan en "El Fénix".- Me atrajo hacia él y me miró.- Tu, yo, un local petado de tías, bebida....¿Como lo ves?.-

-Pues mal, obviamente- Solté sarcásticamente.- ¿Pagas tu? Lo digo por abusar o no.-

-Todavía te quedas aquí y todo por imbécil- Reímos.-Pues claro.- Comenzamos a caminar hacia la salida del recinto.

-Nu~ no me gusta ir a clase, eso sería cruel...- Dije sonando inocente- Mark-senpaaaaaaai no me deje aquí- le cogí del brazo.

- Pero mira que eres gilipollas.-Me dió una colleja y ambos reímos, froté mi nuca por el golpe.

Me encantaba estar entre multitud de gente como en aquel sitio. Todo el mundo me miraba; me gustaba llamar la atención, de ahí el llamativo color de pelo, tatuajes, piercings y mi belleza porque soy handsome. Esa atención que recibía en parte me daba seguridad, caminar por los pasillos y que todo el mundo te mire, después que hablen entre ellos... Se siente genial sabiendo que hablan de ti por envidia. Además de que cualquier chica; por más que tenga novio; se moriría por pasar una noche debajo de mi gimiendo de placer. Eso nos pasa a Mark y a mí. Somos prácticamente los más conocidos de allí, todo el mundo habla de nosotros, se comparan con nosotros, querrían estar con nosotros y básicamente: ¡basan su vida en nosotros! Me refiero a que nos critican, también nos piropean, dándonos más importancia que a ellos mismos.

Admito que soy narcisista y egocéntrico, pero por más que no quisiera serlo, las demás personas lo aumentan haciéndome sentir en parte superior.

Pero la realidad era que estaba en la más pura mierda.

P.A.L (Peace and love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora