#Extra °Margot°

43 7 0
                                    

Muchas veces no entendemos porque Dios hace las cosas, y nos enojamos, nos enojamos contra Dios porque permite que a "Las personas buenas les pasen cosas malas" cuando la realidad es que no somos buenos; no hay ni una pizca de bondad en nuestro ser, somos concedidos en pecado, nacemos con pecado, caminamos en pecado, ¿y porque no? morimos en pecado, por eso Dios tuvo que enviar a su Hijo unigénito al mundo, para morir por nuestros pecados cuando El no pecó nunca, sin embargo la ira de Dios cayo sobre el, bien lo dice en la Biblia:

Ciertamente El llevó nuestras enfermedades,
y cargó con nuestros dolores;
con todo, nosotros le tuvimos por azotado,
por herido de Dios y afligido.
Mas El fue herido[ por nuestras transgresiones,
molido por nuestras iniquidades.
El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El,
y por sus heridas hemos sido sanados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,
nos apartamos cada cual por su camino;
pero el Señor hizo que cayera sobre El
la iniquidad de todos nosotros.

Isaias 53: 4-6

Fuimos limpiados de nuestros pecados a causa de la muerte de Cristo en la cruz del calvario. El murió para que nuestros pecados puedan ser perdonados y ser nuevas criaturas en Cristo Jesús Entonces, ¿Seguiremos diciendo "las personas buenas les pasan cosas malas"? Creo que no. Y no estoy diciendo que todo sufrimiento en la vida del creyente se deba a los pecados, a veces el Señor quiere probarnos y el sufrimiento es su manera de moldear nuestro carácter a la semejanza de Jesucristo.

Por eso cuando aquella llamada llego el domingo por la tarde y destrozo el corazón de mi familia, me quede quieta y ore al Señor:

"Padre Bendito, no se que noticias me darán mis padres en este momento, pero sea lo que haya pasado, que se haga tu voluntad. Te ruego que me des la fuerza que necesito para soportar la situación y que mi fe no decaiga. Tu sabes porque haces las cosas, confió en Ti. En el nombre de Cristo Jesús. Amen."

-¿Que sucedió?-pregunte luego de orar en mi mente.

-Elliot y Ashley tuvieron un accidente-respondió mamá sollozando y papá rodeaba sus hombros, mientras intentaba no llorar.

-¿En que hospital están? ¿Erin estaba con ellos?

Mamá no contesto.

-En el hospital Martin Luther King-contesto mi papá.

-Vamos entonces-dije manteniendo la calma, aunque en el fondo quería llorar.-Tenemos que saber como están.


***

Elliot tenia múltiples fracturas en todo el cuerpo, Ashley salio despedida del automóvil por eso tenia un fuerte golpe en la cabeza. Los doctores esperaban que no tuviera muerte cerebral. Los dos estaban en grave estado. Erin, gracias a Dios, no estaba con ellos si no con sus abuelos maternos.

Mamá no podía con su propio dolor y papá intentaba mantenerse fuerte mientras balbuceaba oraciones al Señor. Mackenzie, Jeremiah y Moira estaban en casa con mi tía, Harry se hallaba sentado al lado mio con expresión triste y preocupado.

-¿Crees que se salvaran?-pregunto de repente, entrelazando sus dedos en su regazo.

Lo mire unos segundos.-Si es la voluntad del Señor lo harán.

Harry me observo escéptico.

-¿Crees que Dios hará algo?-bufo con sarcasmo.- El nos puso en esta situación de porquería.

Lo entendía, sabia que hasta el cristiano mas maduro dudaría en una circunstancia como esta, y aunque sabia que mi hermano amaba al Señor de verdad; sus dudas me lastimaron un poco, podría creerlo de papá, pero no de el.

Tome su mano y le respondí:

-Si, Harry, confió en que Dios hará su voluntad sea cual sea, El estará con nosotros acompañándonos. No pierdas la fe.

Eso lo dejo pensando así que lo deje y me dirigí al baño. No llore desde que nos dieron la noticia y eso hice cuando me encerré en el baño del hospital; llore y clame al Señor como nunca lo había hecho en mis dos años siendo cristiana, no me importo estar en un hospital ni que las personas que entraran me tacharan de religiosa loca, porque algo tenia claro si perdía mi fe en Dios, ya no habría nada a lo que aferrarse y el dolor me consumiría. Salí del baño y llame a mi mejor amiga Rebecca.

MargotWhere stories live. Discover now