La Visita

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-Que tengas una buena mañana, amor -le despido con un beso en la mejilla. 

-Por lo menos hay un rico aroma en la librería -dice y le sonrío. -Adiós, te amo.

-Y yo a tí -digo antes de que se vaya sin antes darme un beso. Mientras camina hacia la parada de autobuses le echo una mirada a sus piernas. Siempre lo he hecho cada vez que se da la vuelta, y me encantan a decir verdad. 

Me fascinan.

Mientras espero al taxi que he llamado hace unos minutos, veo impaciente el reloj. Estoy nervioso.

Hace tres meses que no veo a mis padres y a mi hermanita. Las cosas deben de haber cambiado. 

Sí, no quiero dramatizar. Pero en 3 meses las cosas pueden cambiar drásticamente. Como un abrir y cerrar de ojos.

El taxi llega y me subo en él. Le digo la dirección y este me lleva hacia mi destino. Durante todo el recorrido miré por la ventana, sujetando mis manos en el regazo. Están completamente sudadas.

Nervios. Muchos nervios.

¨¨

Toco el timbre un par de veces antes de haber practicado lo que iría a decir: 

-Lamento la tardanza, y lo de no venir a visitarlos. He tenido problemas y estoy aún solucionandolos.

-Hola -dice mi padre sonriente al verme. Llevaba el pelo despeinado y un aspecto mañanero.

-Papá, lamento la...-iba a decir pero me calla con un cálido abrazo. -Lo siento.

-Olivia nos mantuvo informados, está bien.

-¿Olivia ha dicho todo? -pregunto.

-No sé que es <<todo>> para tí, pero nos ha contado algunas cosas. 

Me da un apretón de manos y me deja pasar. La casa sigue igual que siempre, pero le falta ese ambiente...familiar.

-Tu madre está en la cocina, déjame tu abrigo así lo cuelgo -me ordena y se lo entrego. Voy hacia donde me ha dicho y ahí encuentro a mi madre. Haciendo una lista de compras interminable.

-¡Mamá! -le abrazo por detrás y le suelto para que pueda verme.

-¡Drake! -me abraza de frente y reímos. 

Nos separamos. 

-¿Qué tal? -pregunta sonriente y deja la lista de compras para sentarse en el sofá del comedor. Le sigo.

Me ha dicho un qué tal y ni un "Pensé que estábamos en el olvido" "Oh, recién te das cuenta que tienes padres". 

-Olivia no ha podido venir, está trabajando en la librería. De tarde debe estudiar diseño gráfico, lo siento. 

-No te preocupes -posa una de sus manos en mi rodilla. -¿Y tú? ¿Cómo estás?

-Cansado, a decir verdad -digo. -Pero muy felíz.

-Y enamorado -irrumpe mi padre en la sala. -¿Qué tal el equipo de fútbol americano?

-Genial -sonreí al notar su interés por mi trabajo. -Trabajan de maravilla. Estoy buscando algún equipo con el que competir. 

-Gracias por cancelar la reunión -dice mi madre y le miro rápidamente. 

¿Olivia ha contado eso? Diablos, no tenía por qué.

-¿Dónde está mi hermanita? -pregunto. 

-La pregunta es con quién está -dice mi padre frunciendo el ceño y mi madre le echa una mirada de rabia para luego mirarme a mí, cambiando su expresión. 

-Está en el parque hablando con un chico -contesta. 

-Ve y dile que vuelva -le ordena mi padre a mi madre pero niego. 

-Iré a darle una sorpresa.

Mis padres dijeron que no era una buena idea, pero insistí. 

Así que salí de casa caminando derecho hacia al viejo parque al que solíamos ir. Mientras caminaba, eché una mirada a la casa de Kira. ¿Seguirá viviendo allí? 

Sigo caminando hacia donde está el parque y allí los veo. Un chico de cabello castaño de espaldas y mi hermanita.

Lucy. 

Su aspecto había cambiado rotundamente.

Desde lejos sus ojos verdes se veían claramente. Su cabello se había oscurecido un poco, y le llegaba hasta por la cadera. Me acerco a ellos y a unos pocos metros de ellos grito:

-¡Hey! 

Y Lucy me mira.

Y los intensos ojos azules del chico también.

-Hola -dice el chico al ver que me acerqué aún más a ellos. Llevaba una guitarra entre sus piernas. Le sonreí y le di un beso en la mejilla para acercarme a mi hermana.

Mi hermana.

Hace 3 meses, cuando iba a casa, no solíamos hablar mucho porque estaba atendiendo mis cosas. Pero ahora que estoy un poco mejor, sé que podré pasar más tiempo con ella.

-Hermanita -digo dándole un abrazo. Sus brazos rodean mi cintura y los míos su espalda. Sigue siendo bajita, pero ha crecido mucho más que antes. Nos separamos: -Te extrañé.

-Pensé que no volverías -dice en una mueca. Joder, está hermosa. Sus ojos se ven mucho más profundos de cerca. Resplandecen como una estrella en el cielo. Como una estrella fugaz. 

-Siempre volvería a buscarte, Lucy -le digo y sonríe.

-Bien -dice. -¿Puedes irte?

Mi corazón dio un vuelco de nuevo.

-¿Qué? -bajo la voz.

-Si vienes porque Papá y Mamá te han dicho sobre...-se calla unos segundos y por fin entiendo. Piensa que he venido para decirle que se aleje del chico. Le conozco. -Como sea, solo vete.

-He venido para pasar el día con ustedes -respondí. -¿Crees poder volver a casa? 

Silencio.

-Anda, ve -dice el chico y le miro. Me había olvidado que él también estaba por unos segundos. -Hablaremos mañana. Anda, Lezzie. 

¿Lezzie? 

-Bien -dice y le da un beso en la mejilla. Le sonríe y nos vamos caminando.

Mientras caminabamos para casa, le pregunto:

-¿Quién es?

-Frank -contesta mirando sus pisadas. Como cuando era una niña. -Es el chico con el que me dejaste hablar cuando era niña, ¿No te acuerdas? 

Entonces recordé a ese niño solo, sentado con una guitarra.

-¿Cuántos años tiene?  -pregunto.

-Uno más que yo, 16. 

-¿Te gusta? -pregunto.

-Mira, está bien que quieras conocerme más por todo este tiempo que hemos estado incomunicados. Pero a que te metas en mi vida privada, no. 

Inmediatamente me callo.

Y entonces entendí porque mi padre había puesto una cara extraña en cuanto nombramos a mi hermana con mi madre.

Algo en ella había cambiado.

Y no era insignificante.


I Will Always Be There For UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora