Perdida.

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-¿Qué carajos es esto?

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-¿Qué carajos es esto?.- preguntó en el aire para luego mirarme a los ojos buscando una explicación. Lo cierto es que estaba muda. No podía creer lo que estaba pasando frente a mis ojos, pues quería hacer todo por evitarlo.

Tengo este horrible dolor en mi pecho, como cuando te sientes rechazada, cuando sabes que ya no eres bienvenida en algo, cuando la cagas tan fuerte que lo que te sobra es solo darte la vuelta y echar a andar a otro lado.

Pero Dios sabe que yo no quería que pasara esto, menos de esta forma.

Yo quería decirle todo, quería conversarle que yo no quería que esto pasase, pero, se me adelantaron. ¿A quién le creerían?, ¿a quien dijo el chisme primero o a quien lo dijo después?. Y no me servirá de nada, pues estoy comprometida de una manera muy fea.

Ya estoy perdida.

-te lo puedo explicar.- alcé mis manos y respiré profundo. Estoy realmente jodida.

-claro que me lo explicarás, pero antes, tengo que acabar con algo, o más bien con alguien.- caminó decidido hacia la puerta que daba con el jardín, caminó tan rápidamente que casi lo pierdo de vista. Corrí detrás de él pero paré en seco para mirar hacia atrás topandome con la mirada de Tara, quien sonreía con satisfacción.

-vas a pagar cada una de las desgracias que has cometido Tara. Lo juro.- la miré por última vez con odio para luego salir corriendo detrás de William.

Lo que alcancé a ver no fue mucho, pues este buscaba desesperadamenhe al moreno. Llegué a su lado y halé su brazo llamando su atención.

-William, escúchame por favor.- murmuré, este volteó su cabeza como si de un caballo desbocado se tratara y me miró furioso.

-confié en ti, Tess, te entregué mi corazón ciegamente, ¡me entregué a ti!, y así es como me lo pagas.- se sacudió el brazo.

-Will, por favor.- susurro.- Will, escúchame, yo jamás quise esto, yo no quiero separarme de ti.- lo halé hacia mi. Este me miró con furia y tristeza y agarró mi cabeza con suavidad, haciendo que lo mirara a los ojos fijamente. Sus ojos estaban tan helados como antes y eso me asustaba.

-te amo tanto que no te puedo hacer daño por más que lo quiera, Tess. Me traicionaste.- murmuró sobre mi rostro y lanzó par de lágrimas sobre su rostro para después empuñar sus ojos como si quisiera eliminar todo rastro de dolor.

-no digas eso.- agarré su brazo y este lo sacudió para que lo soltara.

-¡si!, lo hiciste en mi propia casa, no tuviste compasión de mi corazón, nunca te importó, por más que me dijeras que querías estar conmigo, llenándome de esperanzas y alegrías al pensar que viviríamos juntos toda la vida.- despeinó su cabello y rugió con enojo.

-y así es, vamos a estar juntos para siempre Will.- lo traté de agarrar de nuevo, pero este volvió a quitar su brazo de mis manos.

El dolor que sentía ahora no era pequeño, todo lo que se había construido en esas semanas, ese sentimiento tan lindo que se había formado al parecer había desaparecido al ver esa foto.

El DictadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora