Epílogo.

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-¿todo esto es necesario?.- pregunté un poco incómoda.

-¿de qué hablas?.- preguntó en el aire.

-de todo esto.- señalé el vestido elegante y excesivamente caro, el peinado y las joyas en él  y el maquillaje. Aunque se veía lindo no era lo que quería, quería algo más sencillo.

-¿hay algún problema con el vestido?.-preguntó alzando una ceja.

-con el vestido no, con todo.- la miré.- esto no es necesario, solo habrá varias personas ahí para una ceremonia que dura 20 minutos máximo.- alcé mis brazos, esta me miró.

-¿y la sesión de fotos?.-preguntó. -¿Qué hay con tus hijos cuando te pregunten sobre las fotos de tu boda y vean que tenías un vestido corto de estos blancos para una fiesta?.- pausó.- esta es tu boda, debes de lucirte, o al menos, ¿cuántas veces te casarás en tu vida?.- esta preguntó.

-una sola.- dije segura y esta me miró seria.

-pues entonces, ¿vendrás como una loca a tu boda?, ¿a la única boda que tendrás?.- preguntó, yo sonreí al ver que se preocupaba. - yo lo siento pero no dejaré que vengas como una loca a tu boda, no siendo tu amiga.- cerró sus ojos y negó conforme a lo que había logrado este día.

Sonreí mirándola.

-¿Te divorciaste de Will?.- pregunté arreglando el vestido que llevaba.

-si, hace varias semanas atrás, pero no nos convenía hacer un escándalo, no en plena entrega de la silla presidencial. Mejor preferimos que fuera confidencial y todo estuviera tranquilo. El perímetro esta estrictamente vigilado así que no hay problemas con los paparazzi tratando de hacer un lío que no existe.- alzó sus hombros.

-¿y de dónde sacaste este vestido?.- pregunté, esta sonrió.

-pues.- alargó la 's'.- William tenía esto planeado desde hace mucho tiempo y me pidió que hiciera los arreglos por ti.- alzó una ceja.

-pensaba que todo era de un día para otro.- alcé mis cejas.

-pues te mintió. William suele ser un hombre muy organizado y sabe como hace sus cosas. No quería que te preocuparas por todo esto, de lo cual me encargué yo y fue un honor organizar tu boda.-  sonrió.

-que hijo de puta.- susurro.

-ah, y sobre el vestido, lo compré en París, de uno de los diseñadores más reconocidos del área de vestidos de novia.- alzó sus manos.- pero tranquila, respira, porqué estoy viendo el arco de flores de tu boda.-miró por la ventana y casi desfallezco ahí mismo.

El nerviosismo empezó a correr por todo mi cuerpo. Miré a la rubia y esta me sonrió.

-sólo repite lo que te diga el padre.- la miré como si la iba a matar, esta sonrió y solo alisó su vestido y arregló sus rizos quienes caían por sus hombros hasta sus caderas.

Miré hacia afuera y casi me meo ante lo cerca que estábamos de la playa y rogué porqué todo saliera bien.

-agarra tu ramo.- me lo entregó y lo miré, dándome cuenta que tenía dalias y hortensias.  Sonreí al verlas y sentí como el auto se iba estacionando. Cerré mis ojos y suspiré quitando todo rastro de nerviosismo de mi,  lo que se  me hacía imposible. Miré al señor que estaba parado al fondo junto al padre y sonreí sincera mirando mi futuro. Esto es lo que deseaba, esto es lo que quería e iba a ir por ello. Abrieron la puerta y miré al chófer dándome su mano para ayudarme a bajar y arregló el vestido cuando estuve de pie frente a mi padre.

El DictadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora