Hambre

Cavar

—El médico dice que es mejor que esté aquí. Él no requiere ningún soporte de vida, respirador, ni tratamiento. Sólo cuidados paliativos  será alimentado mediante una sonda. Eso lo hará la enfermera.
El neurólogo dice que no hay nada malo con su cerebro. Hubo una inflamación considerable pero cedió con prontitud sin dejar daños evidentes.

—¿Entonces por qué no despierta?

—Sé que esto es todo, menos científico, pero el neurólogo nos dijo que está dormido porque si. Y que despertará cuando pueda o quiera.

—¿En serio te dijo eso?

—No tan directo, dio muchas vueltas. Luciano se enojó mucho. Le pidió que saliera de la habitación. Habló con su madre para que busque una opción médica. Tal vez lo llevemos allá.

—¿Al norte?

—Es la mejor atención medica que podría encontrar, al menos que nosotros podremos costear. Nos dijeron que en Suiza hay un instituto, el mejor para enfermos de su tipo, pero...

—¡Ángel no está enfermo! ¡Está perdido! ¡Joaquín lo tiene!

—Misha

—Sandra, por favor. Déjame traer a Guillermina. Si no funciona lo que haga, pues ya, se lo llevan a Houston o a donde quieran.

—Luciano no va a querer y...

—Hay muchas cosas que no quiero que ocurran y de todos modos ocurren. ¿De qué están hablando? —Luciano los escuchó discutir otra vez. Llevaban un par de días hablando de lo mismo y Sandra no cedía.

Ella guardó silencio, advirtiendo con la mirada que no siguiera. Pero Misha no le hizo caso.

—Quiero traer a la mujer que me ayudó a mi. Tal vez pueda ayudar a Ángel.

—¿Qué mujer te ayudó?

—Es una vidente que...

—¡Ah si! ¡Lo dijiste antes de que Ángel perdiera el conocimiento! Bien ¿Qué hace falta? ¿Por qué no la traes?

—¡Luciano! ¡Nosotros no creemos esas cosas!

—Si, claro. Esas cosas en las que no creemos, casi nos matan. Vamos por ella Misha. Debemos agotar todas las posibilidades.

—¿Mi opinión no cuenta?

—¿En serio prefieres tener la razón en vez de que Ángel despierte?

—¡No va a despertar! ¡Seguramente esa mujer es una charlatana que lo único que quiere es...!

Luciano miró a Misha con cierto hartazgo. El chico entendió y se apartó de ellos. Salió al patio. Ángel le dio en ese lugar, su primer beso. Esperó, consciente de las voces que se volvieron gritos.

Luciano apareció en la puerta. Se notaba enojado.

—Vamos por esa mujer.

Subieron al auto y en silencio avanzaron por la ciudad.

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—¿Por qué Sandra se opone?

—Ella siempre ha sido escéptica. No voy a mentirte, me gusta eso de mi mujer. Pero hay límites. El mundo no es sólo lo que la ciencia puede demostrar. Tanto Sandra como yo preferimos quedarnos en ese lado e ignorar todo lo demás. Pero ahora no podemos.

—Hay más cosas en el mundo que van más allá de lo racional.

—Sandra todo lo explica desde lo científico. O es efecto placebo o es un sesgo cognitivo o es una creencia.