𝗟𝗶𝗻𝗮𝗷𝗲 𝗔𝗿𝗴𝗲𝗻𝘁

𝗖𝗔𝗣Í𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗢𝗡𝗖𝗘

Derek Hale podría ser mi padre.

Los Hale, una de las más familias sobrenaturales más conocidas. Esa poderosa familia que causó un enorme cambio en Scott, una familia fallecida años atrás debido al incendio. Derek Hale podría ser mi padre, un hombre lobo enemistado eternamente con los Argent. ¿Pertenecía a aquel linaje tan enigmático y magnífico?

En seguida, todo cobró sentido. Sangre pura recorría mis venas, verdadera sangre perteneciente al mundo sobrenatural porque, de ser realmente hija de Derek Hale, uno de los pocos sobrevivientes de esa tragedia creada por Kate Argent, todo cambiaba. Si bien una de mis preguntas obtuvo respuesta, había otra incógnita.

¿Derek Hale sabe que tiene una hija? Ser descendiente de un hombre lobo y una cazadora es peligroso.

Kate Argent estaba cautiva en el sótano de los Argent, vigilada día y noche por Chris. No tenía escapatoria alguna; se quedaría ahí hasta decidir qué hacer con ella. Mientras tanto, buscaba respuestas a mis nuevas incógnitas. Escuché las clases cual palabras sin sentido, no queriendo permanecer ahí, y con mi malhumor todos sospechaban esa innegable necesidad de huir sin rumbo fijo. No soporté más. Sin decir absolutamente nada, recogí mis cosas, arrojándolas al bolso.

— Señorita Argent, ¿a dónde cree que va?

— Lejos de aquí. Esto me supera. —respondí.

Todos estaban mirándome con verdadera impresión adornando esos pálidos semblantes, incluso Scott parecía sorprendido. Abandoné aquel lugar encaminándome directo hacia el estacionamiento, ignorando los contantes llamados del profesor. No aguardé ni un instante para comenzar a manejar rumbo al bosque, sintiéndome inútil.

Cuando llegué al bosque, avancé con rumbo fijo hacia una zona bastante reconocible para seres sobrenaturales y cazadores. Sin embargo, me quedé impresionada tras vislumbrar dicho escenario. La vieja casa perteneciente a los Hale no estaba ahí, solo había ruinas.

— Kate. —murmuré con odio.

— ¿Qué haces aquí? —escuché una conocida voz.

Me giré a mirar a la persona que hablaba con evidente tranquilidad. Estuve realmente sorprendida por encontrarla ahí. Lydia Martin estaba de pie ante a mí, con los brazos cruzados.

— Te hago la misma pregunta; estabas en clase cuando me fui.

— Scott te vio demasiado tensa y me pidió seguirte. ¿Qué haces aquí?

— Kate hizo esto, ¿verdad? —ella asintió levemente—. Lydia, ¿sabes guardar un secreto? De suceder alguna tragedia, tú lo sabrás.

— Por supuesto.

— Me voy a marchar, Lydia. Necesito respuestas y no puedo obtenerlas aquí.

— No comprendo.

— Ayer, cuando atrapé a Kate, me dijo algo, algo que no puedo olvidar

— ¿Qué te dijo?

— Soy la hija de Derek Hale