𝗖𝗔𝗣Í𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗧𝗥𝗘𝗜𝗡𝗧𝗔 𝗬 𝗗𝗢𝗦

998 68 0
                                    

Regresé al presente sintiéndome débil, inútil e incompetente. No parecía disfrutar haber vuelto de terribles visiones. Abrí los ojos; mi cuerpo, verdaderamente estremeciéndose, siendo un completo suplicio. En seguida, sin que pudiese evitarlo, un grito colmado de resentimiento y frustración fue emitido; mis sentimientos volviéndose constantes huracanes dispuestos a hacerme desistir, rendirme. Scott estuvo zarandeándome incontables veces hasta conseguir que reaccionara.

— Nyx, debes despertar. —oí su voz bastante lejana. Lágrimas comenzaron a escurrirse por mis mejillas; los ojos, tristes y sin vida, manifestando una tremenda soledad. Respiré, buscando oxígeno que pudiese calmar toda dolencia—. ¿Qué ha pasado?

No me atreví a mirarlo fijamente, no teniendo ese creciente dolor adormeciendo todo buen sentido, y derramé toda lágrima retenida por tanto tiempo. Lloré durante interminables horas, hasta que mis ojos no pudieron evidenciar todo aquel sufrimiento. Scott había permanecido silencioso, sintiéndose, tal vez, mucho más miserable que yo.

— Debes decirme qué sucedió. —habló nuevamente, acariciando mi mejilla. Yo prensentí que él sospechaba de mis propios sentimientos.

— Scott, yo no puedo soportar tantas mentiras. —me sequé las pocas lágrimas que caían por mis mejillas, y conecté nuestras miradas. Él pareció comprenderlo—. Allison me mostró el futuro.

— ¿Qué quieres decir con eso? —susurró, tranquilo.

— Esto es algo que tenemos que hablar todos juntos, Scott. Llama a tu manada. —aseguré, incorporándome con intenciones de ponerme ropa decente encima. Evadir problemas ya no estaba entre mis planes. Él asintió, abandonando la habitación inmediatamente.

— ¿A dónde van? —preguntó Melissa con una mano situada sobre sus estrechas caderas. De inmediato, avancé hacia ella.

— Estaremos bien, usted no salga de aquí por nada del mundo.

— ¿Dónde está Scott?

— Tendremos una reunión con la manada por algo muy importante. No permitiré que ocurra nada malo con él. —avancé hacia la puerta, vislumbrando esa Ceniza de Montaña obstaculizando el paso.

— No puedes pasar esa ceniza, o eso es lo que tengo entendido.

Teniendo mucho cuidado, alcé las manos con intenciones de acaricias las cenizas. Cerré los ojos, esperando quemaduras descontroladas; pero absolutamente nada aconteció. Melissa estaba tan sorprendida como yo. Entonces, teniendo en consideración que no era una criatura común, tomé suficiente valentía para echarme hacia adelante. Atravesé esa misteriosa barrera impresionándome a mí misma.

— ¿Cómo has hecho eso? —preguntó Melissa, bastante confundida.

— No soy una criatura normal. —esbocé una amable sonrisa.

Entonces, empecé a caminar hacia la veterinaria, sin sentirme cansada ni por un solo instante. Cuando llegué, todos me miraban de brazos cruzados, posiblemente extrañados debido a la repentina reunión.

— Peter ha sido secuestrado por Kate —comuniqué—, y vislumbré su futuro gracias a Allison. Sé que todos ustedes deben odiarlo, pero si en verdad son buenas personas, evitarán que muera. Había dos puertas presentándome diversos escenarios, futuros acontecimientos.

Lydia emitió un pequeño suspiro.

— ¿En cuál entraste primero? Porque entraste a una, ¿no? —habló un sarcástico Stiles—. ¿Por qué siempre entran en donde no los llaman?

— Tú eres el que no tendrá futuro si no te callas. —amenazó Malia.

— No tengo muy claro mi futuro, pero antes de hablar del futuro de Peter debo decirles algo como humana, o al menos como lo que soy. Oigan bien: quisiera despertar sin sentirme triste o culpable por la muerte de Allison, o por todas las muertes que he causado. No me uniré a su manada porque no es mi camino. Nunca pasará.

— ¿Por qué? —inquirió Deaton.

Negué levemente, sintiéndome destrozada.

— Peter va a morir. 

𝗟𝗶𝗻𝗮𝗷𝗲 𝗔𝗿𝗴𝗲𝗻𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora