Little Big Love

Be my coach

ACLARACIONES:

Yurio de pelo corto GANO.

Sigo Viva

Por favor no me maten

Habían pasado 7 largos años en los cuales el camino de esos 3 chicos no se había cruzado en ningún momento. Víctor fue creciendo y mejorando mucho más su genuina habilidad y talento convirtiéndose en el patinador más famoso y premiado de toda Rusia y el mundo, decir que era hexacampeon era poco, su atractivo le había logrado ganar un puesto en el TOP de hombres más deseados de todas las revistas, era todo un Dios griego caído del cielo, que hacía temblar a tanto mujeres como hombres con su mirada, con 25 años de edad, tenía todo lo que una persona pudiera querer: Belleza, dinero, talento, lo único que faltaba era cierta presencia de un cerdito que le permitiera poner una palomita de marcado en el espacio que decía Amor.

Un joven Yuri Plisetsky, alias Yurio, a sus 17 años de edad ya estaba más alto, midiendo 1.70, con el cabello corto y una mirada afilada se había convertido en el Tigre de Rusia el cual iba devorando y atacando de forma que se iba deshaciendo de su competencia llegando al podía en más de una vez, Yurio en esos años ha estado entrenando tan duro, con el único objetivo de derrocar a Víctor de su trono, debido a que quería demostrar que era mejor que él, que el también podía ser tan bueno como ese viejo, que cierto cerdo cuando lo vuelva a ver también sienta admiración por él y se dé cuenta que él es mejor que ese calvo.

Por su parte un joven/adulto Yuri Katsuki de 20 años, a esa edad seguía enfrentándose a sus inseguridades, en Detroit al lado de su entrenador Celestino se esforzaba al máximo por lograr llegar al Grand Prix. Yuri no puede evitar ver el gran ascenso que tuvo su amigo Nikiforov, su admiración solo fue creciendo durante los años, y aunque le gustaría volver a verlo sabía que no podría a menos que fuera al mismo nivel, Víctor se había convertido en un Dios para el pelinegro, así que debía lograr llegar al podio para poder verlo como su igual pero el camino hacia ello era muy duro para el frágil corazón de Katsuki.

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Rusia. San Petersburgo

La pista era recorrida por los patines con cuchillas de color oro del afamado patinador Nikiforov, la leyenda viviente. Su rutina ya estaba perfeccionada y lista para el Grand Prix. Su tema de este año sería la soledad, un tema si bien no muy alegre, con su estilo lograría que transmitiera una nostalgia tan hermosa con la cual tenía en mente ganar su séptima medalla de oro. A su lado se encontraba Yurio ensayando con una cara de pocos amigos, él nunca pensó que se terminaría encontrando con el pequeño tigre de Rusia, pero Yakov lo acogió como su alumno al ver el talento que se encontraba en él.

Su relación no era tan mala, ciertamente Yurio le insultaba, pero estaba acostumbrado debido a que Yurio a todos les gritaba, y solía darle buenos consejos al rubio, y aun cuando este orgullosamente decía que no le haría caso, terminaba tomando en cuenta las sugerencias, en realidad se podría decir que entre ellos todo era normal y tranquilo hasta que alguien mencionaba a cierto japonés inesperadamente.

Katsuki Yuri realmente destacaba aun cuando este pensaba totalmente lo contrario. Y cuando salía a la luz su nombre, ambos comenzaban a pelear como si fueran perros y gatos. Ciertamente su amor por Yuri no había bajado ni un poco durante aquellos largos años en los cuales no habían podido verlo ni una sola vez, debido a que cuando sus esfuerzos comenzaron a dar frutos ninguno de los dos tenía mucho tiempo, ensayos, ejercicios y rutinas que practicar eran lo único que consumía su tiempo por lo cual una pequeña fuga a Japón era imposible. Y aun cuando los mensajes podrían ser su otra opción por alguna razón Yuri nunca contestaba, siempre salía el mensaje de este número no se encuentra disponible, y los mensajes nunca eran contestados.