Capítulo 10

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Samuel llevó sus manos hacia atrás de su cabeza y se recargó completamente en el respaldar del sofá, que formaba parte del conjunto de los mullidos muebles en el centro de la oficina. Mientras escuchaba como Abel leía en voz alta la información de cada postulante y luego Willy les explicaba como había sido la entrevista.

Rechazaron a varios candidatos, la mayoría apenas tenía experiencia y otros no parecían consistentes en sus respuestas. Uno tras otro la desesperación de Samuel se hacía peor, debía encontrar a alguien capaz cuanto antes.

Después de un rato, por fin escuchó en la lectura de su socio un perfil más que adecuado, casi sorprendente. Ambos creyeron lo mismo, pues de inmediato Abel exclamó:

—¡Es perfecto!

Se acercó a su socio para ver el perfil y reconoció al candidato de inmediato.

—Franco Aznar—completó pero cuando pretendía declararse a favor de contratarlo...

—No creo que sea buena idea. —La voz de Guillermo lo hizo callar y ambos socios lo miraron confundido obligándolo a explicarse—. Es extraño que decida aplicar para esta empresa, teniendo la experiencia que tiene, podría obtener mejores propuestas en cualquier otro lugar.

— ¿Estás diciendo que nuestra oferta es poca cosa? —Abel se arrimó sobre la mesa, ofendido, Samuel lo empujó de nuevo a su asiento mirándolo con enfado.

—Tiene razón, llama la atención que acepte nuestra oferta. Sin embargo hablé con él y no me pareció que eso importara demasiado.

—Podemos entrevistarlo de nuevo o buscar sobre sus referencias, cualquier cosa para asegurarnos —sugirió Abel leyendo la información de Franco.

Entonces Willy se determinó a contradecirlo.

—Hay otros postulantes interesantes también. —Colocó el resto de solicitudes en medio de la mesa—. Como Sofía Risso.

—Ninguno tan calificado —arremetió, Abel, moviendo en sus manos los datos del chico.

—Pensé que querrían darle la oportunidad a alguien sin mucha experiencia, son quienes más difícil lo tienen.

—Lo haremos, seguramente en un futuro, pero ahora necesitamos presentar un servicio web eficiente cuanto antes.

Samuel los observó contradecirse una y otra vez, ambos sin intención de ceder. Los interrumpió solo porque empezaban a cansarlo.

—Creo que Abel tiene razón. —Los dos lo miraron sorprendidos y descubrió en Guillermo una clara muestra de fastidio—. Pero si tú, Willy, no lo aconsejas...

—No lo aconsejo —afirmó de inmediato, sin una pizca de duda.

—...entonces, seleccionaremos otro.

— ¿Por qué no lo aconsejas? —Abel lo interrumpió también y Samuel rodó los ojos augurando la continuación de la disputa.

Willy tartamudeó, cerró su mano en un puño y se repitió— No creo que sea buena idea

—Solo así, ¿Cómo estas tan seguro?

—Me sorprende que quiera aceptar una oferta menor a la que se merecería.

— ¿Y que hay con eso? tendrá sus razones.

—Justamente por esas razones es que no lo aconsejo.

— ¿Las conoces acaso?

Samuel se levantó sin que ninguno lo notara y caminó hasta la cocina dispuesto a prepararse un café. Estaba seguro de que eso llevaría tiempo.

(En edición) De para siempre y nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora