𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞: 𝐀𝐦𝐨𝐫𝐭𝐞𝐧𝐭𝐢𝐚

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Preocupados por el hecho de que Cassandra y Briggitte estaban enfermas, había preocupado mucho a Rose, quien le había mandado una carta a su padre, pidiendo que la mantuviera al tanto con la salud de sus amigas.

Con Cygnus de vuelta, parecía que la tensión de Hogwarts había sido calmado. La Black no era tonta, podía darse cuenta de la tensión que había alrededor de la mesa de los leones, era como si algo o alguien hubiera puesto a prueba a los merodeadores y sabía quien era quien lo provoco.

Las miradas que estaban sobre sus personas, estaban comenzando a irritar a Cygnus, no solo por el hecho de que le señalaban como si fuera algún tipo de fantasma, sino que también escucharon que hablaban sobre Remus y la cicatriz nueva que tenía en el cuello. Furiosa, Cygnus hizo salir su magia, asustando a más de uno, provocando que otros temblaran por la clara advertencia que había ahí de manera silenciosa. Tomando asiento en su mesa, es David quien se acerca a ella, con una radiante sonrisa en su pequeño y aniñado rostro.

—¡Hermana!— exclamó alegre de verla

Podía ser ya algo común, pero muchos aun sentían que David Granger tenía sentidos suicidas al acercarse así sin más a la Black, pero así como llegaban esos pensamientos, estos mismos se iban cuando Cygnus le dio un gran beso en la mejilla al más pequeño.

—¿Ya desayunaste?— interrogó Cygnus mirando los enormes platos de comida que hay

—¡Un poco!— aseguro con calma David, mientras tomaba uno de los panecillos recién horneados.— Aunque voy a comer un poco más, tengo clases seguidas

—Muy bien, recuerda llevar aunque sea un bocadillo más— pidió Cygnus

Era divertido ver como Cygnus parecía derretirse por David y tampoco era que pudiera culparlos, el pequeño se ganaba fácilmente el corazón de todos. 


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La clase de pociones estaba callada, en una de las mesas se encontraba nada más ni nada menos que los mellizos Black, Regulus fulminaba con la mirada a todos aquellos que vieran a su hermana en mala forma, y justamente detrás de ellos, Pandora y Elizabeth hablaban de diversas cosas, mientras que preguntaban de vez en cuando algunas cosas a los hermanos Black.

Las puerta del salón se abrieron dejando ver al profesor, quien miro con un brillo a los Black lo que le resulto repugnante a Regulus, ya que ese profesor quería tenerlo a fuerza a el y a su familia en su club de eminencias, y ahora que estaba su hermana en la clase, el viejo profesor haría lo que fuera por tenerla como si fuera alguna tarjeta de colección.

—Cuanto lo detesto— comentó Regulus en voz baja, atrayendo la atención de su hermana

—¿Por qué?— interrogó Cygnus

Pero antes de poder decir algo, fue la voz del profesor quien llamó su atención.

—Buenos días jóvenes, el día de hoy, analizaremos algunas pociones— comentó con calma, su voz, suave parece poder provocar el sueño de los presentes.—Es de esas cosas que deberíais poder hacer cuando hayáis terminado el ÉXTASIS. Seguro que habréis oído hablar de ellas, aunque nunca las hayáis preparado. ¿Alguien puede decirme cuál es ésta?

𝐂𝐲𝐠𝐧𝐮𝐬 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 «𝐑𝐞𝐦𝐮𝐬 𝐋𝐮𝐩𝐢𝐧»Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon