Plantar un árbol

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Harry y Louis salieron apresurados del hospital, tanto que Louis casi se olvida de sus pulmones de porquería. Este último abrió la puerta de una vieja camioneta y se subió, luego haciendole señas a Harry para que hiciera lo mismo. Parado fuera del vehículo y con la mirada clavada en Louis, pero sus pensamientos en todas partes, Harry habló: "Oye, yo... creo que debería ir a casa" Louis rodó los ojos y le volvió a hacer señas para que suba. "De verdad te agradezco la oferta, sé que la pasaríamos muy bien, pero..."

"Entiendo" Lo interrumpió Louis. Sus ojos miraban al frente y sus manos apretaban con fuerza el volante. "Sube, puedo llevarte a tu casa si quieres" Ahora giró su rostro hacia el menor y le regaló una rápida sonrisa. El de rizos hubiera preferido que le insistiera al menos una vez más.

Harry asintió, haciendo que sus rizos se movieran un poco. "Gracias" Esta vez Louis sólo asintió y puso el vehículo en marcha, segundos después le preguntó la dirección de su casa y comenzó a conducir.

Ninguno dijo nada en los diez minutos que tardó el viaje hasta la casa de Harry. Louis algo ofendido y decepcionado porque, sí, sentía que Harry tenía que ser la persona que hiciera las últimas aventuras junto a él. ¿Por qué? No lo sabía, ya que lo había escogido al azar, pero ahora que había puesto los ojos en él no quería elegir a alguien más; tenía que ser Harry. Y Harry, se había quedado callado porque, en el fondo, moría por seguir a Louis aunque fuera un total desconocido y tal vez hasta un asesino, pero su niño interior aún le susurraba al oído que si su madre no lo sabía, no debía hacerlo.

"¿Es en esta calle?" Louis miró hacia ambas direcciones y luego hacia Harry, quien asintió y luego susurró un 'sí'.

Segundos después, Harry se acomodó en el asiento y habló: "Es aquí" Señaló una pequeña casa color gris con mucho cesped en el patio frontal. Louis frenó y estacionó justo en frente. Pasaron algunos segundos en los que ninguno sabía qué decir. Ambos eran desconocidos, desconocidos que estuvieron a punto de embarcarse en una pequeña aventura, que podía ser insignificante o lo más importante de sus vidas. "Gracias por traerme" Un dolor se había instalado en su estómago al saber que tenía que bajarse, meterse en su casa y seguir con su vida normal. Su vida que pudo dejar de ser ordinaria.

Louis sonrió ladino. "No es nada" En ningún momento quitó sus manos del volante. Harry le regaló una sonrisa sincera y se bajó del vehículo, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta tras él, Louis habló: "Oye" Harry se giró sorprendido ante la voz de aquel extraño que, de alguna forma, no era tan extraño. "Al menos dime cuál habría sido lo primero de la lista" Harry entrecerró los ojos, no entendiendo a lo que se refería. "¿Qué es lo que te habría gustado que hicieramos primero?"

Harry carraspeó y se apoyó en la puerta color celeste de la vieja Ford de Louis. Abrió los ojos mientras miraba el piso y luego hacia los costados, pensativo. "No lo sé, tal vez...empezaría por lo más simple" Louis no había quitado sus ojos de Harry. "¿Plantar un árbol?"

"¿Es una pregunta o una afirmación?" Bromeó Louis, aunque sin tono de burla en su voz.

Harry rió por lo bajo. "Una afirmación" Se acomodó el cabello que le molestaba sobre el rostro. "Plantar un árbol" Louis se habría reído en su cara al oír que eso era lo primero en su lista, pero en lugar de una risa, se le escapó una sincera sonrisa.

"Nos vemos" Louis lo saludó, aún sin mover sus manos de donde las tuvo en todo momento.

Harry cerró la puerta trás él y lo saludó por la ventana abierta de la camioneta. "Adiós" Louis arrancó la camioneta y salió de allí con una sensación rara en el pecho, la misma que tenía todos los días y que, por algunos minutos, creía haber olvidado.

Antes de Partir | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora