Conducir un auto

722 75 22
                                    

Mientras Harry veía cómo Louis hacía un hueco en la tierra con sus propias manos (sin importarle siquiera que saliera un poco de sangre de una de sus uñas ya que Harry estaba usando la única palita que tenían), algo dentro suyo se movió. No sólo una gran cantidad de pensamientos nubló su mente, sino también sensaciones que le provocaban una molestia en el pecho distinta a la que sentía diariamente. Lo que había dicho Louis segundos atrás se reproducía en su mente como un anuncio que comienza una y otra vez durante media hora y parece que jamás se detendrá, aunque sólo hubieran pasado quince segundos. Harry había visto a Louis como alguien superficial que solo quería hacer lo que quería hacer para enfadar a su padrastro, pero luego de que lo fuera a buscar a su casa para plantar un maldito árbol, Harry no podía dejar de pensar en si lo había prejuzgado. Y un nuevo pensamiento lo invadió, uno que no creía podría tener, uno que le helaba la sangre y aceleraba el corazón.

¿Y si hacía las diez cosas que quería hacer antes de morir?

¿Qué tal si, después de todo, la idea no era tan descabellada?

¿Y si luego se arrepentía por no hacer lo que, en el fondo, siempre quiso?

¿Y si Louis no era tan mala compañía para pasar sus últimos días en este mundo?

"Listo" Louis se limpió las manos en el pantalón deportivo de una reconocida marca que Harry (y el mundo) sabía que debió de ser muy costoso. Y, por dentro, Harry pensó que arruinándolo con tierra sería otra forma de burlarse de su padrastro quien odiaba y seguramente le había comprado ese pantalón. El de rizos se puso de pie con la pala en la mano y se quedó viendo a Louis, quien a la vez estaba viendo hacia el árbol aún inexistente que acababan de plantar. "Le diré a mi madre venga a regarlo todos los días" Hizo una pausa y Harry aprovechó para soltar el aire que no sabía estaba aguantando. "También puedes decirle a tu mamá" Luego de eso ninguno dijo una sola palabra. Louis estaba observando lo que acababa de crear, la vida que gracias a él crecería desde la tierra. Y Harry, con sus orbes verdes clavados en la pensativa mirada de Louis, trataba de dejar de dudar y decir aquello que quería decir. 

Se preguntó si así se sentiría ser padres, esa sensación de que acabas de dar a luz una vida. Y las dudas se habían esfumado de repente, dejando sólo lugar para la certeza. Las últimas palabras de Louis habían dado justo en el blanco. Luego de unos segundos viendo el suelo y pensando que algún día eso sería un árbol gigantesco, y que sus madres sabrían que ellos dos le dieron vida, y que niños serían felices allí, y que personas disfrutarían de su sombra y otras de su belleza natural, les bastaba a ambos para saber que lo primero de la lista había sido un éxito y una muy buena idea.

Ya habían dejado una huella en el camino que no se borraría con facilidad.

Louis le sonrió al suelo y se dio la vuelta, caminando con las manos en los bolsillos y a los saltos hacia su vieja pero querida camioneta. Harry, en cambio, se quedó unos segundos más viendo hacia su creación y pensando en lo que sentía que quería hacer pero no sabía si realmente debería hacerlo. Ya estaba cansado de pensar demasiado y tener miedo. Una fuerza ajena a él parece apoderarse de sus sentidos y lo obliga a caminar hacia la camioneta de Louis con determinación. Una vez sentado en el asiento del copiloto, a un lado de Louis quien parecía estar perdido en sus pensamientos, la voz del inconsciente habla por él, y dice: "Hagamos las nueve cosas que faltan"

Louis se detiene en el instante en que estaba a punto de encender el vehículo. Su mano lentamente suelta la llave y se mueve hacia su propia pierna, apoyándola sobre su rodilla. "¿Hablas en serio?" La cara de sorpresa de Louis jamás se le olvidaría.

Harry asintió y se le escapó una sonrisa ladina. "Supongo que es tiempo de dejar de existir y comenzar a vivir, aunque sea en los últimos días de mi vida" Y Louis odiaba pensar que Harry pronto dejaría de existir y de vivir por completo, al igual que él. Ambos pensaban en la muerte día y noche aunque no quisieran, aunque lucharan por detener esos pensamientos, aunque intentaran dormir o pensar en otra cosa para borrar el dolor que pensar en ella les causaba.

Antes de Partir | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora