Capítulo 4.

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Capítulo 4

–Mina Tepes fue la primera maga que pisó esta dimensión. –Comenzó Marcos, lo que creía, era la explicación que yo estaba pidiendo. –Era la única y la más poderosa, hija de Lilith. Hace más de 500 millones de años, la guerra entre demonios y bestias estaba desatada, pero Mina no estaba luchando esa guerra. Era poderosa, sí, pero procuraba mantenerse alejada. Su esposo fue asesinado por un demonio, también era un gran mago. Mina, indignada, usó todo su poder y acabó con casi todos los demonios que estaban luchando en la guerra, en venganza de su esposo.

>>Su última voluntad fue que todos viviéramos en paz; que las personas como ella vivieran su vida, lejos de los demonios y de las bestia; usó el poco de poder que le quedaba y lo encarceló en una piedra. La piedra de Nami. A partir de esa piedra, se crearon otros magos y bueno, por eso estamos aquí hoy. –Concluyó.

–Ajá. –Asentía con mi cabeza, tratando de procesar el cuento infantil que los padres podrían contarle a sus hijos antes de dormir. –Y en todo eso, ¿En dónde encajo yo?

–La piedra de Nami se encontraba aquí, en La Casa de La Unión. –Dijo Ryder, llamando mi atención. –Pero ha sido robada y bueno....nos estamos debilitando, ya que ella es como una especie de fuente de poder y funcionaba como barrera.

–Entonces, encuéntrenla y ya. Allí está la solución. ¿Me puedo ir ya?

–Hemos estado buscándola por más de una semana. –Explicó Marcos, con un tono de irritación. Bueno....quizás no deba ser tan altanera.

–Pero no percibimos ni su poder. –Completó Ryder. –Es como si se la hubieran llevado de aquí. Pero no puede ser sacada de este lugar, hasta donde sabemos. –Me miró, como tratando de descifrar que estaba pasando por mi cabeza. –Solo que...bueno, La Piedra de Nami fue creada con los últimos poderes de Mina; Mina tenía el poder de los cuatro elementos, así que por ende, solo puede ser percibida por alguien que tenga semejanza con ella. Y hace muchos siglos que no vemos a un mago con los cuatro elementos.

La verdad cayó sobre mí como un balde de agua con hielo.

–Creen que soy yo. –Dije, irónica. –Cuando estabas en mi habitación estabas hablando sobre algo, que necesitaban que les regresara su poder, ¿No? ¿Hablabas de La Piedra de Nami? –Lancé una carcajada irónica. Marcos y Ryder ni siquiera respiraron, pero yo estaba a punto de entrar en combustión espontánea. –Me trajiste aquí –Me levanté y encaré a Ryder ̣–, ¿Por qué crees que también tengo magia como ustedes? Y es más, ¿Creen que tengo la magia de la tal Mina?

Marcos se aclaró la garganta. –Más respeto hacia Mina.

–Se puede ir al infierno. –Escupí. –Miren, su historia fue muy linda y muy conmovedora, enserio, pueden vender los derechos de autor, pero no soy esa chica que buscan. No tengo en mí poder ni tierra, ni agua, ni ningún otro elemento. Lo siento, quisiera ayudarlos, pero no creo ni siquiera poder mantener a una planta viva por más de tres días.

–Te hemos estado vigilando. –Dijo Marcos entre dientes. No sé si tenía ganas de hacer enojar a un hombre de casi 1.90 en capa negra. –No estábamos seguro de si podrías ser tú, luego de que nos llegó un ave con una fotografía tuya. No sabemos quién la envío, pero tenía escrito en oro tu nombre. Una de las líneas del Código decía que el nombre de la salvadora vendría en oro puro.

Sacudí la cabeza, incrédula. –Miren, no sé...que sea esto y espero que solo sea un mal sueño, pero no soy a quien necesitan. –Me encogí de hombros. –Lo siento. –Me dirigí a la puerta, pero una mano en mi hombro me hizo girar sobre mis pies.

–Dijiste que estabas lista. –Escupió Ryder, con cólera. Sus ojos gris azulado estaban dilatados y tenía la mandíbula apretada. –Aceptaste escuchar, no te comportes así en este momento.

Magos de Mina: La Piedra de Nami (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora