Musa y Fortuna.

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"AMOLAD no me pertenece, es propiedad de Snipster"

Caminando a paso rápido siendo guiada por su sirviente, Amor llegó al teatro Arkenzar, hogar de Musa, este preparaba a sus sirvientes los "Deamons" en un concierto, ella le habida pedido que amenizara su fiesta en los jardines de Evelón. Claro que en primera fila se encontraba Fortuna, siempre elegante y sobria fumando un cigarrillo mientras embelesada escuchaba la bella música que la divinidad dirigía.

- ¡Maravilloso! - exclamó al escuchar el final del soneto, mientras aplaudía maravillada, Musa se sonrojaba ante esos bellos elogios de parte de Fortuna. Amor sonreía mientras los miraba, esos dos eran su pareja favorita, Fortuna no temía demostrar su admiración y tampoco escarmentaba en muestras de cariño.

Acercándose pudo notar como la diosa de la suerte subía al escenario ante la sonrisa de los demonios, quienes adoraban ver a su amo avergonzado por las muestras de afecto.

- ¡Fortuna! - exclamo al sentir a la diosa envolverlo en un abrazo por la espalda, ella le dio una sonrisa enigmática.

- ¡Chicos! - llamó Amor haciendo que ambos se sonrojaran al notar que no estaban completamente solos. Claro que los sirvientes de musa contaban, pero ellos ya estaba acostumbrados a la muestras de afecto.

- ¡Mira nada más! - Exclamó Musa soltándose un poco del agarre de Fortuna, quien lo miro ofendida - ¡Amor! Que agradable verte, ¿gustas un poco de té?

La diosa suspiro al ver la cara iracunda de Fortuna y al ave mala suerte en su brazo, la diosa podía ser algo posesiva con Musa, era para todos obvio la relación que esos dos llevaban por eones, el dios ajeno a la furia de su pareja era amable por naturaleza incluso gustaba de ser consejero de la divinidad que tenía enfrente.

- Hola a ambos, vengo a invitarlos al baile de mi cumpleaños formalmente - comento Amor mientras su sirviente extendía un par de invitaciones a los aludidos, los cuales sonrieron al ver el fino sello que ella había puesto en el sobre.

- ¡Estaré encantada! - Pronuncio Fortuna después de sentirse mal por su malestar inicial, ella sabía que la diosa de Amor tenía un interés amoroso entre los dioses, y no era precisamente Musa aun así era muy celosa de su pareja.

-Espero que cuente con tu excelente música amenizando la velada- la expresión de Amor era de felicidad, cuando una pareja estaba realmente feliz sus poderes se intensificaban.

- Claro, de hecho le pediré a Vanidad que cante junto con los Deamons- y ante esas sencillas palabras, la cara de Fortuna se convirtió en un poema.

Era más que obvio que la diosa de la belleza, poseía un cuerpo envidiable y la enemistad eterna por parte de Fortuna, pero a pesar de las situaciones ambas convivían en un ambiente "cordial"; Musa capto muy tarde al ver el rostro de preocupado de Amor sobre su errado comentario.

- B-bueno...espero verlos pronto- dijo tomando la mano de su lacaya y saliendo antes de ver los poderes de Mala suerte - Hasta pronto.

Saliendo casi corriendo de aquella sala de música, Amor pudo observar el aura oscura que se incrementaba en aquella habitación, Infortunio era poderoso en la manos de Fortuna; Sentía algo de lastima por el pobre de Musa, era un buen dios y devoto a la mujer que amaba desde hace eones, pero la suerte era un constante juego de azar...y por eso la personalidad recelosa de la diosa era de mecha muy corta.

-Tenemos que dirigirnos a las ultimas casa - murmuro Amor a su sirva que le dio la mano para dirigirla al camino correcto.

Mientras tanto, Musa se cubría con el violonchelo de uno de sus Deamons, debido a que Mala suerte daba vuelta por la habitación, cada graznido que aquel pajarraco soltaba significaba una cuerda de violín rota, la cristalería del candelabro que adornaba en medio de la habitación comenzó a ceder.

- ¡Fortuna, dile que pare!- la voz de Musa estaba preocupada, ese objeto era una muestra de arte que valoraba mucho, la diosa entro en razón y llamo a Infortunio con un silbido.

- Nos retiramos - murmuro con aire digno, el cigarrillo en su mano se encendía, y se daba la media vuelta, los Deamons miraron a su amo preocupados, que la Fortuna no les sonriera no era buen augurio.

- Sabes que si te vas...no puedo seguir haciendo las canciones más hermosas que has escuchado...mi lady- murmuro Musa, acercándose a ella - No puedo componer más que sonetos tristes, no me gusta ser un maestro solitario.

- Porque no mejor le dices a Vanidad que te acompañe- ese comentario por parte de la diosa se clavó en el pecho del aludido, lanzó un suspiro y la sujeto de la cintura.

- Sabes que ni la belleza de Vanidad, ni la dulzura de Amor se compara con tenerte a mi lado, soy un hombre afortunado. - Ante esas palabras, Fortuna cedió un poco lo que Mus aprovecho para abrazarla por la espalda.

El rostro de la diosa estaba sonrojado, odiaba que Musa fuera un poeta y un romántico nato, era difícil enojarse con él cuando sacaba a relucir esa parte de su personalidad dirigida solo para ella.

-Creo...que eres el más afortunado de todos los dioses, y que la fortuna te sonreía es solo algo que la Inspiración disfruta - la sonrisa de lado que le dio la diosa fue motivo suficiente para que los Deamons tocaran un vals, el dios le dio una vuelta con elegancia a la mujer tan hermosa que tenía enfrente y beso su mano.

- Concédame esta pieza - el vals sonaba hermosamente ejecutado, ella puso una mano y se dejó guiar al compás de la melodía.

- Por toda nuestra existencia- dijo ella con una sonrisa.

Definitivamente ambos tenían que practicar, esos pequeños momentos de dificultad solo era pequeños tropiezos comparado con los minutos de felicidad que compartían.

N.A. Creo que morí de tanta cursilería, si lo celos son malos...así que perfectamente puedo maginar lo que sufre el pobre de Musa, pero ni modo. Supongo que este es el capítulo más Occ que he escrito sobre un dios. Pero bueno es que se sabe tan poco de estos dos. Saludos.

El amor esta en el aire.-AMOLADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora