Angustia y Amor

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"AMOLAD es propiedad de The Snipster"

Ya había pasado por todas las casas de sus compañeros dioses, acompañada de su cupido, a pesar de que tanto Médico como Vanidad no le prometieron acudir, ella esperaba que ambas diosas se presentaran a su fiesta.

Solo quedaba una invitación más, esperaba que dicho dios no solo hiciera gala de su presencia a la reunión que se daba en torno a ella, si no que fuera su acompañante aquel día.

Amor vio la triste fachada de aquella que otro tiempo pudo haber sido una mansión barroca, las paredes cubiertas de gris, los arboles torcidos dando un aire melancólico, que te estrujaba el corazón y te hacia correr a un rincón.

Y en una mesa trabajando se encontraba aquel dios, Angustia, construyendo hermosas figuras para calmarse, Amor le hacía gracia como todos parecían tomarlo como un dios menor, o como una molestia en las reuniones donde no brindaba nada nuevo.

Pero aunque parecía una tontería para todos, ella estaba enamorada de él, su dulzura y miedo lo hacían adorable, Angustia no tenía la culpa de que su don afectara todo a su alrededor, los dioses le tenían algo de miedo, porque sus poderes parecían desbordarse, solo ella era inmune a ellos.

Porque el Amor puede curar el miedo.

Se acercó sigilosa, no quería asustarlo, pero con Angustia era inútil, todo eso siempre parecía tenerlo al borde del infarto.

— A-amor — trastabillo soltando el origami a medio hacer, una grulla cayó al suelo, ella la tomo con sus manos enguantadas.

— Angustia, lamento sorprenderte — murmuro colocando el adorno de papel en la mesa, el rostro cubierto con la máscara dual no le dejaba ver su rostro, y por lo tanto no podía ver sus ojos.

¿Qué reflejaban esos orbes que siempre iban cubiertos?

— ¿Qué te trae por aquí? — preguntó el dios concediéndole una silla para que la diosa se pudiera sentar a descansar, ella rechazó el asiento y le extendió la carta con miedo.

Angustia tomo aquella masiva y leyó la sutil invitación a ser el acompañante de la festejada, un rubor se extendió por su rostro, y agradeció por un breve instante que su máscara ocultara aquel gesto de pena.

Se sentía afortunado, después de todo Amor era una excelente persona, siempre dispuesta a estar a su lado, y ese sentimiento cálido de ser más fuerte, solo por ella.

— Me encantaría ir contigo, Amor — dijo en un susurró, haciendo una reverencia, mientras amor la correspondía extendiendo su vestido a los lados, ambos sonreían, ella sin nada que la cubriera, él quien deseaba que ella mirara como la calidez invadía sus sentidos y le llenaba el alma, evadiendo el miedo.

— Sabes Amor, me alegra que me consideradas, no hubiera salido en eones si no no fuera por ti — confesó el dios recordando como hace tiempo, la diosa fue la que descubrió que un nuevo ser había llegado al valle de Ithis, y lo sacó de aquella guarida, presentándolo a todos, viendo como el nuevo fuera integrado y por todos sabido cuál era su don.

Vida lo bendijo, y así la Angustia llegó a ser parte de ellos, pero todo gracias al Amor, quien siempre jaló su mano, y lo sacó de sí mismo.

Y ahora era el momento, acercándose muy lento comenzó a llevar su mano a su rostro enmascarado, esperaba que no lo rechazara, que no hubiera un pero aun rostro que jamás había sido mostrado, la máscara fue hecha a un lado, y así Amor pudo ver los ojos de Angustia que reflejaban un color purpura, y resplandecían.

Recordó las palabras que le había dicho a Muerte, ella no podía ver los sentimientos de otro dios a menos que fueran demasiado fuertes para ser ocultados, y ahí estaba él, frente a ella, resplandeciendo amor.

La tomo del rostro, ella se ruborizo aún más, las mejillas sonrosadas dándole una vista apetecible a Angustia, quien estaba temblando, necesitaba ser valiente, por una vez, pero el miedo del rechazó se hizo presente y solo besó su frente.

Hace mucho que Amor no sentía la decepción, deseo por un momento, que aquellos labios se dirigieran a los suyos, pero entendía el nerviosismo del dios.

Quien diría que Angustia fuera tan guapo debajo de aquella indumentaria diaria, su apariencia era demasiado dulce, y en ese momento ella tenía hambre.

— Lamento si te asustó, pero si no hago esto hoy, me arrepentiré por siempre — susurró Amor, jalando la camisa del dios y aprovechando su cercanía le robo un beso, sintió un alarido ser apagado por sus labios, ella era de armas a tomar, y acaricio aquellos tersos labios con los suyos, aunque la diferencia de altura no era tanta, tuvo que hacer cierta presión para poder encorvarlo, pero sintió los brazos envolverla en un fiero abrazo.

— Debería de asustarme más seguido...— susurró después de separar sus labios de los de ella y abrazarla aún más, el miedo al rechazó era demasiado, pero tener a Amor ahí, junto a él, era prueba suficiente de que él también podía ser fuerte.

Ella solo sonrió, pero de pronto escuchó un tosido discreto, se había olvidado un momento de su cupido y los sirvientes de Angustia, quienes miraban con adoración a sus dos amos fundidos en un abrazo.

— E-este...gracias Angustia te veo en el baile — trastabilló Amor, alejándose un poco de sus brazos, viendo como el dios sonreía, un acto hermoso que fue cubierto de su máscara de nuevo, no sabía cuándo podría ver aquellos orbes purpura, pero tenía un baile que preparar y estar cerca de aquel dios, la dejaba como gelatina, el solo tomó su mano, como señal de despedida, y la vio alejarse, aun saboreando esos labios que sabían a una fresa muy dulce.

En definitiva hoy no caería en depresión.

N.A, Creo que vomite arcoíris, espero les gustara, el siguiente será el ultimo capitulo.

Saludos.

El amor esta en el aire.-AMOLADWhere stories live. Discover now